Mi tía Amalía

26 de julio 2024 - 03:09

En las puertas de este verano, ahora que tenemos más tiempo para desconectar, no hay verano que no me acuerde de los veranos de mi infancia. Esas vacaciones están llenas de recuerdos, especialmente de aquellos años familiares con todos los primos juntos y tres familias pasando juntas el periodo estival en Retamar.

Amalia es un nombre de origen griego que significa ‘labor tierno amable’. Ahora, viendo el legado de mi tía, su nombre era muy acorde a su carácter. Era una mujer sociable, que cuidaba mucho el trato con los demás, preocupándose de la gente que quería y siendo muy buena consejera desde su experiencia.

Mi tía Amalia era una de esas valientes mujeres almerienses, nacida en 1931 en plena guerra civil, en una familia grande con cinco hermanas y un hermano. Al casarse con mi tío Juan, el gran poeta de los Miras, amplió su familia con cinco hijos, nueve nietos y seis bisnietos, llenando de alegría una casa única en generosidad. Tuvo una vida plena hasta poder celebrar las bodas de titanio.

Siempre empezábamos el verano celebrando su santo. Era la primera gran fiesta donde nos reuníamos todos para bailar rumbas y pasodobles, con su canción favorita de Manolo Escobar, “La Tani”. Mi tía disfrutaba mucho y nos hacía reír con esas tardes de juego de cartas, especialmente con el “continental”, que siempre quería ganar.

Ocupa un lugar especial en mis recuerdos de infancia y en mi corazón. Parece que fue ayer cuando, con su bañador verde, nos metíamos en el Seat de mi madre para ir a Cabo de Gata, pasando un día genial de pesca y búsqueda de coquinas, comiendo en la playa.

Mi tía siempre ha estado a mi lado en todos los momentos importantes y no importantes. Es un referente porque jamás la vi enfadada, siempre alegre a pesar de los contratiempos de la vida. ¡Las tías pueden aportar tantos valores y cosas buenas! Intento hacer su receta de jibia en salsa, pero no me sale tan rica. Lo mejor de todo eran las Navidades, cuando ella y mi madre cantaban villancicos en inglés. Nos moríamos de la risa al ver cómo se inventaban las letras de las canciones con una entonación americana en los estribillos de “jingle bells”.

Ahora que se ha marchado, su legado de amor y devoción a la familia resuena con más fuerza. Siempre fue una mujer excepcional, capaz de transformar todo lo que le rodeaba en amor. Hoy quiero expresar lo agradecida y orgullosa que estoy de haberte tenido como tía.

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