Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Hay algunas personas que tienen ciertas cualidades de las que carezco y que me suscitan a la vez admiración y repulsa. Parece algo contradictorio aunque quizá no lo sea. Tal vez lo que llamo repulsa no sea más que envidia porque ellos saben y pueden hacerlo y yo no sé y, si supiera, no lo haría. Pero la deficiencia no está en ellos, sino en mí. Se trata de la capacidad que tienen esas personas de darle la vuelta a las cosas, de darle la vuelta a la tortilla, de hacer ver que lo negro es blanco, y a la inversa. Claro que no siempre el éxito las acompaña con todo el mundo, pero sí tienen una aceptación en ocasiones mayoritaria. No se trata de los negacionistas a los que creen bastantes personas cuanto fabulan. Por ejemplo cuando, con convicción dicen que la estela de los aviones lanza veneno, o que en las vacunas van inmersos unos mini microchips que se nos incrustan en el cerebro y dominarán nuestra voluntad. Por respecto no califico esas teorias. Tampoco se trata de cómo se valoran los hechos. Las valoraciones tienen un fuerte contenido subjetivo e ideológico que todo el mundo tiene derecho a hacer. Me refiero a estrategias que consisten en tergiversar los hechos. Con esa tergiversación modifican las cosas de tal manera que resultan irreconocibles. Es una estrategia que consiste básicamente en adelantarse al contrario. Empiezan lanzando sospechas: recuerden aquel “a lo mejor” usado por Zaplana cuando lanzaba una primera invectiva. A continuación presentan una versión favorable a sus intereses. En esa situación resulta difícil de rebatir porque exige una respuesta a la defensiva. Y tiene que ser defensiva porque la primera versión va cargada de una agresividad tal, usualmente ad hominem y plagada de insultos, ante la que solo cabe intentar demostrar que la primera versión es falsa. Hay que ir a la contra como en el boxeo. Ir a la contra en un combate es difícil, si bien, cuando se conecta un buen golpe a la contra es muy efectivo. Pero pocos boxeadores son capaces de ese tipo de boxeo, y no todos son capaces de devolver el golpe Por ejemplo, yo. Es loable querer destensar el ambiente que día a día se vuelve más asfixiante. Lo peor es que en nuestro mundo no se puede intentar ser “buenista”. Y es lamentable que ahora no tenga vigencia el dicho de que “cuando uno no quiere dos no riñen”. Lo siento, pero cuando uno sí quiere reñir el que no quiere suele quedar K.O.
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