Tasa solidaria

Dice la sabiduría popular que la histórica y hermosa villa de Santillana del Mar, en Cantabria, es la ciudad de las tres mentiras porque ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Pues algo parecido sucede con este nuevo asalto fiscal que nos ha propuesto este Gobierno de coalición, bajo el pomposo nombre de Tasa de Solidaridad, que no es tasa sino un impuesto más, no es de solidaridad por la sencilla razón de que no es voluntaria sino obligatoria y, además, tampoco sirve para lo que se pretende que es sanear el tremendo déficit de las pensiones. En otro orden pero bajo el mismo paraguas, cerca de 12 millones de españoles (el 53% de la población) en su Declaración de la Renta en 2023, la que correspondió al 2022, marcaron la casilla 106, cifra que supuso que 300.000 ciudadanos más se decantaran por esta opción. En total, con esta elección lograron recaudarse 475 millones de euros, que fueron destinados entre otros, a diferentes proyectos sociales que beneficiaron a personas con discapacidad, mujeres víctimas de violencia de género o medidas contra la despoblación de las zonas rurales.