Gafas de cerca
Tacho Rufino
Sé lo que piensas
Yo siempre digo y escribiré que la hostelería y los hosteleros me merecen un respeto. Por siempre, ¡¡¡Viva el tapeo!!!
Hay quienes afirman que el tapeo tradicional está en vías de extinción y damos fe de que en algunos bares “típicos” de tapas por el centro está casi muerto. Si reservas mesa solo te ponen “la tapa de cortesía” en la primera ronda. Después te han sugerido que se pidan medias y raciones enteras. Más allá de agoreros y catastrofistas, es cierto que a partir de la pandemia de cuyo nombre no quiero acordarme, acabó con no pocos establecimientos del sector hostelero, sobre todo de pequeños negocios que fueron familiares, más por los barrios que por el entorno del centro. Para colmo y es el handicap que bien comentan los hosteleros, el encarecimiento de las materias primas o la subida del coste de la energía. En el sector hay males preocupantes y muchos especialmente la dificultad de encontrar profesionales cualificados y con motivación suficiente para desempeñar una labor, que demanda horarios que dificultan la conciliación familiar. A esta obviedad no escapa Almería, donde los restaurantes y bares de tapas son la base de una hostelería que tiene que atender a una llegada cada vez mayor de visitantes foráneos y por supuesto a los autóctonos. No me lo tomen como una exageración. Almería es una de las ciudades donde el “tapeo” adquiere categoría de “el arte de comer de pie”, en una barra y cuatro amigos o también con la familia. La tapa no riñe con la mesa. Es un manjar al que estamos habituados, que nunca se consume para saciar el hambre, sino para complacer al paladar, deseoso de sabores deleitosos. Por eso se consume en pequeñas cantidades. Por otro lado, la carta de pinchos es muy extensa pero no van con la bebida gratuitas, por eso están de moda los Gastrobares. Son conceptos distintos y a donde nos quieren dirigir ciertos hosteleros. Por suerte para los consumidores tanto locales como foráneos todavía hay y muy buenos, bares de tapas. Que la del tapeo es una de las más satisfactorias costumbres gastronómicas españolas en general y almeriense en particular, es algo que no parece que tenga duda; pero sí que cabe plantearse si es lo mismo “ir de tapas”, y después a comer, que…”comer de tapas”. Si el tapeo para algunos establecimientos ha muerto, viva el tapeo, porque hoy sigue reinando en Almería clásicos y modernos bares de tapas que son las promesas del futuro. Tapeo: Cocina en pequeñas dosis.
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