El tabaco y los coches

La ministra de sanidad, Mónica García, la conocida en los madriles como “la médica y madre”, se debe acostar todas la noche pensando en cómo fastidiar la vida de los ciudadanos, y si estos son fumadores, la mantienen sin dormir, sin poder descansar en los brazos de Morfeo. Las últimas de sus ocurrencias, una más de este gobierno, que a los que nos tiene sin dormir es a los ciudadanos, temiendo que, al llegar el despertar del nuevo día, cuando el sol despeja la oscuridad nocturna, comprobamos que ellos siguen a lo suyo, a no dejar vivir a los hombres y mujeres de esta España nuestra, algo atolondrada, hay que reconocerlo, a la hora de votar a estos plateros que nos gobiernan.

Vamos con la ocurrencia. Si es usted fumador, si ama el placer del cigarrillo, si encuentra placer en ese humo que sale de su boca tras pasar por los pulmones, si le encanta hacer aros con el humo que busca su camino al cielo, debe ser consciente de que el gobierno de Pedro Sánchez le viene buscando la cosquillas desde hace años. Desde los tiempos de Zp, ese demócrata de manual que anda por Venezuela apoyando a un dictador como Maduro.

Ahora ha tocado el turno a los viajes en su coche particular. Se ha prohibido fumar en bares y terrazas, en playas y zonas cercanas a colegios, parques y otros lugares con concentración infantil y juvenil. Solo nos quedan dos lugares en los que todavía no se había metido la ministra de sanidad. Nos puede quedar una, y no sabemos durante cuanto tiempo.

Los coches particulares van a ser tomados al asalto por este gobierno. La señora lleva días sin dormir, estudiando la operación de cómo prohibir fumar dentro de los coches particulares de los pobres españoles. Ese que forma parte de su vida privada, que es como una ampliación de su sala de estar, pero sin la Tv de no sé cuantas pulgadas. Y no solo la cuestión va con usted, querido y sufrido conductor. A su acompañante, la, o el que se sienta a su lado, tampoco podrá hacer volutas de humo durante el viaje.

Es una pena que estos ministros no duerman un poco más. Si lo hicieran, lo mismo se olvidaban de tanto trabajar y nos dejaban a los vecinos en paz. Pero mira que son “jodios”, ni en verano, ni en medio de agosto son capaces de dejarnos tranquilos. Parece que se acuestan con la clara obsesión de tocarles los pinreles al personal, y se pasan la noche en vela pensando en la forma y manera de hacerlo. Hoy los coches, mañana la casa, y llegará el momento de llegar a la cama.