La mirada zurda
¿Qué es la suerte?
Escribo poco antes de la votación en el Congreso de la reforma fiscal, y no me extrañaría nada que los periódicos (salvo alguno) abrieran hoy a cinco columnas con la imagen de la vicepresidenta Montero peregrinando de rodillas por el hemiciclo hasta los escaños de Junts y Esquerra para suplicarles el voto. Después del expresivo gesto, en la Comisión de Hacienda, de esa diputada socialista juntando las manos para implorar el voto a los de Rufián, todo puede ocurrir, aunque igual no ha sido necesario llegar a tanto. Los indepes catalanes a lo mejor se han conformado con una severa reprimenda de Sánchez a Illa por su visita oficial a una feria de Sabadell que promocionaba el aceite de Jaén. ¡Menudo cabreo se pillaron los de Puchi, los de Junqueras (o los de quien vaya a mandar en Esquerra) y los de la CUP! Pedro tendría que desplazarse a Barcelona (le cuadraría en su actual agenda de viajes internacionales) para desautorizar públicamente al president, y después en privado le diría algo así como: “¿Pero tú estás tonto o qué, Salvador?”. Y no estaría de más que Albares, que dijo que una de sus principales misiones como ministro de Exteriores es conseguir que el catalán sea idioma oficial en la UE, viajara en febrero a Washington para exigir a Trump que no se le ocurra poner aranceles al aceite catalán. “No me han dejado entrar a la Casa Blanca porque no tenía cita previa, que si no… Pero que conste que yo lo he intentado, ¿eh?”. Mientras tanto, el Gobierno promocionaría ese aceite y María Jesús podría salir en la tele empapando sus tostadas del desayuno con la denominación Siurana.
No sé cómo habrá acabado lo de ayer, si es que ha acabado, pero las súplicas a los indepes catalanes son y seguirán siendo una constante en esta legislatura. ¿Y a los vascos? ¿Y a los de Podemos? Hay que contentar a tantos, ¿eh, Yolanda?… Pero en eso consiste rogar, perdón, dialogar, como diría la sonriente Pilar Alegría (el médico me ha prohibido escucharla y, sobre todo, verla, en sus comparecencias tras los Consejos de Ministros, pero a veces no le hago caso)… Dialogar, eso, dialogar… Para conseguir los votos del PNV y Bildu se podría rebajar el cupo que el País Vasco paga al Estado por los servicios que recibe a, no sé, quinientos mil eurillos al año... Y para contentar a los de Pablo Iglesias, ¿qué tal un acto público de desagravio a Irene por haberle quitado la cartera de Igualdad?
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