A Vuelapluma
Ignacio Flores
Ya mismo lo estreno
Sí, de todos es sabido este hecho. Pero rápidamente se lo llevaron a otro sitio, algo que años después comentó el mismo filósofo con lamento. Toda su infancia la pasó en Cabo de Gata a pesar de su célebre lugar de nacimiento. Entonces daba paseos con su madre por la playa y suspendía casi todas las asignaturas de la EGB. Cuando le llevaron al psicólogo dijo que se aburría. Ya en la adolescencia dio muestras de su filosofía. A la temprana edad de 16 años decidió hacerse cadete militar. Y ya se quedó en la carrera militar hasta casi los treinta años. Pero todo giró el día que uno de sus mandos le pidió su opinión sobre algo. Lógicamente Sócrates la dio y eso hizo que le expulsaran del cuerpo, algo que dio muchos quebraderos de cabeza al filósofo pero de lo que jamás se arrepintió. Entonces decidió trabajar como albañil y regresar por cuestiones de trabajo a la Chanca. Durante años solo vivía para estudiar por su cuenta la filosofía, a través de libros que adquiría en la Villaespesa, y para trabajar. Con un poco de dinero en su haber decidió independizarse y vivir en la Rambla de Almería. Ese fue un lugar perfecto para desarrollar un método de su creación: la mayeútica. Rambla arriba y Rambla abajo, paraba a la gente para hacerle preguntas encadenadas y obligarles a pensar. Sobre todo se interesaba por los charlatanes porque estos le demostraban que no sabían tanto como él y que estaban en un relativismo tóxico. Poco a poco recobró importancia en la vida cultural almeriense. Los medios lo llamaban para los debates hasta que se atrevió a dejar la albañilería para dedicarse por entero a desarrollar su línea de pensamiento en busca de verdades absolutas y no relativas. Tras eso comenzó a hacer reflexiones políticas y a obligar a pensar a los jóvenes sobre ello. Algunos lo ridiculizaban, sobre todo ciertos partidos políticos. “Cucha el albañil este. Quien se ha creído que es”- decían. Llegado el caso, y por envidia, le trazaron una trampa. Un joven, previo pago, dijo que Sócrates le había hecho un daño mental irreparable. Y la familia le interpuso una demanda. Y Sócrates acabo en la cárcel del Acebuche. Una vez allí comenzó a hacer preguntas a todos los presos. Tres semanas después, lo dejaron en libertad ante el riesgo de rebelión. Así le apodaron el tábano rápidamente. En Almería se dieron cuenta lo peligroso que era pensar por sí mismo.
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