Socialismo y 680 millones

24 de julio 2024 - 03:07

Es por estas cosas que suelo decir que el socialismo y el comunismo son las peores cosas que le pueden pasar a una sociedad. Porque son mentira, engaño, timo, desprecio a la gente por la vía del engaño, para empezar porque no hay un socialista que no haya defendido el socialismo para llegar al poder y enriquecerse con el cuento del reparto de la riqueza.

Ahora llega el Constitucional a dejar sin efecto las penas con las que una decena de instancias judiciales fueron ratificando, hasta el Tribunal Supremo, que el de los EREs es el mayor caso de corrupción de la historia, con más de 680 millones de euros defraudados en favor de un partido político y de una serie de miserables que nos los robaron a los andaluces, a cambio de dejar nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras infraestructuras, nuestros servicios sociales y, en general, nuestra tierra bajo mínimos, gastándoselo en financiar su red clientelar y su partido, invirtiendo en prostíbulos y camellos, pagando mordidas, engordando a los que terminaban teniendo dinero para asar una vaca, preguntando a los que tenían dudas aquello de “¿tú ‘ha cobrao’? ‘Potecallalaboca’” y tardando diez años más de lo debido en la A-92, hurtándonos el prometido Hospital Materno Infantil, negándose a edificar el Hospital de Roquetas, dejando la sanidad en un infame tercermundismo de listas de espera en los cajones y sanitarios siendo los peor pagados de España, inventándose los conciertos con la sanidad privada y las aulas prefabricadas.

El Constitucional, presidido quien fue fiscal general del estado con el PSOE y juez integrado en la estructura del socialismo, Conde Pumpido, que prostituye la jurisdicción del Constitucional, que no es un tribunal de casación o de revisión de penas sino de garantías constitucionales y que se pone manos a la obra para tratar de confundir a la opinión pública acerca del innegable hecho de que con el PSOE en la Junta se perdieron más de 680 millones de euros, en una operación diseñada para crear, mantener y engordar una red clientelar orientada a perpetuarse en el poder, como hicieron durante 38 años, pese a su pésima gestión.

Y sale Manuel Chaves, miembro de una estirpe que nacía en el socialismo de Juan Guerra, cuya hija fue condenada por llevárselo muerto a través de la empresa Matsa, a decir ahora que todo fue mentira, que él es limpio, que va a volver a la política y que será el fin del PP andaluz. ¡Chaves, repito, después de más de diez actuaciones judiciales que lo ratificaron todo!

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