Siniestros en la fauna sahariana

02 de julio 2024 - 03:08

Ala vista del lamentable suceso ocurrido en el pareje de “La Joya”, me vino a la memoria el nombre de María del Mar Cano, una bióloga de vocación que, Junto a su padre Antonio Cano, llevaron a cabo un proyecto para rescatar la fauna sahariana en peligro de extinción y ambos consiguieron del Consejo Superior de Investigaciones Científicas la creación del Parque de Rescate de la Fauna Sahariana, que se ubicó a los pies de la Alcazaba, con el fin de rescatar gacelas y arruís africanos que estuvieron a punto de desaparecer. Mar Cano se dedicó con absoluta entrega a la recuperación en Almería de tales especies y su posterior traslado a África. De su importante iniciativa y de su extraordinaria labor científica los almerienses deberíamos de sentirnos orgullosos y su nombre no debería de caer en el olvido. La zona de reserva sahariana debería de ser considerada un espacio protegido y figurar en las primeras páginas de los anales de Almería. Digamos que, por ignorancia, el ayuntamiento programó una serie de conciertos a escasos metros del paraje mencionado sin tener en cuenta los daños que pudiesen ocasionar a unas especies en extinción que se hallan bajo la protección de cuidadoras experimentadas. Conocedoras de la programación, alertaron al ayuntamiento de las graves consecuencias que los altos decibelios pudiesen ocasionar en la salud de los animales que se hallaban a su cuidado, y la actual directora, Teresa Albáigar, pidió a la alcaldesa el traslado de los conciertos a otros escenarios. La veterinaria Sonia Domínguez y la investigadora Eulalia Moreno advirtieron que los animales se hallan en período de reproducción, que no están habituados al ruido y no deben de ser sometidos al estrés. La respuesta de la alcaldesa fue no atender las recomendaciones de las titulares documentadas que cuidan a los 400 ejemplares de gacelas y aurrís, y continuar con los conciertos en base a un informe técnico acústico emitido por no se sabe quién. Las consecuencias producidas por el empecinamiento del ayuntamiento, de no dar su brazo a torcer, fueron las que todos conocemos: cuatro gacelas, dos de ellas crías y otra apunto de parir, y un arruís en estado de gestación, aparecieron muertos. La notica traspasó los límites de la provincia y fue publicada con grandes titulares en los principales diarios el país, con imágenes de gacelas muertas en Almería que, si la alcaldesa hubiese atendido las voces autorizas, no se habrían producido.

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