Sidra champán Dubois

Explico el titular: “sidra-champán El Gaitero, la mejor del mundo entero” era el eslogan de esa sidra, que coincidió en los años 60-70 con el cava semi-seco Dubois, que estuvo de oferta en Simago (hoy Carrefour del Paseo) a precios irrisorios. La botella valía 16 pesetas y encima te hacían un descuento si llevabas el tapón. Hoy El Gaitero ya no usa la palabra champán, aunque siguen hablando de sidra achampanada la cual, a diferencia de la natural, lleva carbónico añadido. No sé lo que llevaría el Dubois para ser tan barato. Mejor dicho, lo que lleva, porque se sigue vendiendo a 5,95 euros. El Gaitero ha ampliado su gama; no creo que el consumidor actual prefiera la sidra carbonatada a la natural. Además, el consumo de vinos espumosos está en continuo ascenso. No tengo datos completos del consumo de sidra, pero es claro que también crece bastante. Lo cual está dentro de la tendencia general hacia bebidas con menos alcohol y más dulces: cervezas con poco lúpulo, frizzantes, tintos de verano con refrescos dulces… También crece el vino espumoso en todo el mundo, incluso el blanco y el rosado le disputan al tinto su antigua supremacía. No hace tanto que era mayoritario el desprecio hacia los vinos blancos (aún más hacia los rosados): “el mejor blanco es un tinto” era tópico muy repetido. “Póngame un blanco fresquito”, era una concesión que a veces se hacía en verano. Bueno, pues ahora resulta que sobra tinto en España. Sobra vino de todas clases, porque cada vez se bebe menos, pero es novedad que sobre más de los tintos, incluso de los más famosos como riojas o riberas. Es verdad que en las DO más conocidas han entrado a saco las multinacionales para fabricar (repito, fabricar) vino a manta con calidad mínima. Hasta ahora se ha salvado algo el sector con la exportación, pero resulta que España exporta más graneles que otra cosa; Italia y, sobre todo, Francia acaparan buena parte de las ventas de vinos de calidad. Tenemos que hacer un esfuerzo de difusión, como se ha hecho con el aceite de oliva, que ya ha superado con mucho al italiano, que fue muchos años casi único vendedor de AOVE en el mundo. De momento, la solución parece que va ser más arranques de viñas, no sabemos si tan bestias como los de la década de los noventa, cuando se arrancaron en España 130.000 hectáreas de viñedo. 130.000 campos de fútbol, según las nuevas medidas de superficie que usan los locutores de TV.

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