Pues yo lo veo así
Esteban Requena Manzano
Tergiversaciones agrevivas
Recuerdo aquel ocurrrente cartelito que había en algunos bares y en algunas tiendas de ultramarinos que decía:”El que fía no está; y el que está no fía”. Para el que necesita comprar “a la púa”, o fiado, las cosas no están como debieran estar porque no se resuelve su problema. Según este dicho nos encontramos con que no está aquí precismente el que parece ser capaz de permitirnos la compra. Y el que sí está es incapaz de hacer frente a la situación. Para colmo, el que no está, justamente él, se queja de que el que sí está pero no puede no hace nada por resolverlo. Y a la inversa: el que está, y está agobiado por la presión de los clientes, clama inútilmente al ausente exigiendo que cuanto antes venga a la tienda porque no puede soportarlo. Claro que el que no está no ha demostrado ser capaz de hacer frente a la situación y solo lo avala el dichoso cartelito: que él es el que fía. Me temo que ese cartelito no tenga detrás ningún soporte real. Y tal vez solo sea una pantalla tanto del que sí está presente como del ausente para huir de la situación. Para descargar su responsabilidad. Como excusa de su incapacidad o falta de ganas los que están acumulan datos para demostar que ellos no pueden hacer nada porque el otro le ha quitado los medios y no le ha dado la información requerida; por esono ha podido cerrar la tienda antes de que viniera el aluvión de personas que necesitan que les fíen,los que ya no pueden pagar. Y los que no están, pero sí tienen al menos in abstracto la capacidad de proporcionarles los medios, empiezan a culpar a los otros diciendo que ya les mandaron toda la información y todos los medios requeridos, pero que no cerraron porque se les fastidiaría el negocio y eso les llevaría a la ruína. Y esos reproches mutuos se ven amplificados por unos corifeos que vociferan en favor y en contra de unos y de los otros, dependiendo de si son sus amigos o sus parientes los que están o no están. Y lo más curioso es que estos voceros hablan por boca de gando porque están muy lejos del establecimiento, y no saben y no han vivido la situación. Pese a ello, empiezan a decir cómo y por qué no hay numerario adecuado, y sin saber enseñan lo que tenían que haber hecho unos y ootros en el pasado y que no hicieron, y esto hace que la gente se arremoline y estén padeciendo las consecuencias de “lo” de aquellos dos. Total, y en resumidas cuentas: “lío lío, que yo no he ‘sío’”.
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