Y qué si no te gusta

04 de julio 2024 - 03:09

La adolescencia es la fase del crecimiento de las personas que se desarrolla entre la niñez y la entrada en la vida adulta, periodo en el que todo parece ir a un ritmo vertiginoso, desde el punto de vista biológico, psicológico o sexual, pero especialmente en el aspecto social, que se intensifica entre los quince y los diecisiete años, y que se caracteriza por los conflictos familiares, por la importancia que tiene el sentido de pertenencia a tu grupo, aún cuando no te guste lo que hacen los otros, y no te atrevas a decirlo.

Ahora que este tiempo parece haberse extendido, empezando antes, en torno a los doce años, y lo que es más llamativo, llegando más allá de los veinte, te preocupa identificar conductas que se atribuían a los cambios hormonales en personas de más de treinta años: independientes, si, pero sin soltar del todo el cordón de salvamento de los padres; aceptando sus cuerpos, pero muy interesados en hacerlos atractivos a los ojos de los demás; sensibles a los mensajes publicitarios y a las modas; convencidos de su omnipotencia, lo que indefectiblemente conduce a comportamientos de riesgo en torno al alcohol o las drogas, participando en retos y acciones extremas que muchas veces conducen a accidentes; rebeldes sin causa que a los padres llevan por el camino de la amargura.

Todo pasa, y también esta etapa, y supones que los adolescentes de diversas edades que te rodean empezarán a darse cuenta de la importancia de desarrollar su personalidad y aceptar sus propias opiniones, y a preocuparse por sus estudios, sus planes y trabajos futuros, pero tienes dudas, porque estas últimas generaciones se han asentado en una mocedad infinita, navegando en las redes sociales donde la imagen que transmiten parece ser lo que de verdad importa, viviendo el hoy en caída libre, como los hemos criado.

Así que cuando, de repente, te encuentras jóvenes valientes que se muestran seguros de si mismos, que toman decisiones y asumen las consecuencias, que no les preocupa que sus elecciones en el amor, la ropa o la música no coincidan con las de la mayoría, y que se interesan de verdad por lo que les rodea, más allá del postureo, reafirmas tu fe en el género humano, y piensas que todavía hay esperanza. Más que con su origen, tiene que ver con su destino, que van a alcanzar aunque no les guste lo que a todos, porque han sido capaces de avanzar en su tiempo.

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