Resistiendo
Andrés García Ibáñez
Sebastián García Vázquez
El mejor escribano echa un borrón, dicen los clásicos. Y es posible que mi penúltimo borrón sea haberme convertido en una especie de Heráclito “el Oscuro”. Lo saco a colación porque he recibido un comentario a mi último artículo, el de la pasada semana titulado “Tergiversaciones agresivas”, que me decía que no había entendido nada. Y dado que tengo conceptualizado al autor del comentario como un lector avezado en los más diversos temas, es claro que el problema de no ser inteligible está en el autor del artículo y en el desarrollo del escrito. Por tanto, tengo el deber de desarrollar una aclaración. ¿Fui demasiado ambiguo? ¿No descendí a concreciones? Tal vez, y debido a mi propia idiosincrasia: no me gusta ser agresivo, o quizá, no soy capaz de ser agresivo; bastantes agresiones vemos en nuestro entorno como para añadir una más. Haciendo un esfuerzo adicional intentaré entrar en algunos detalles. En ese artículo quería decir que me encuentro (quizá, “nos encontramos”) en un ambiente irrespirable. Estamos rodeados por dos o más grupos que tienen una capacidad enorme de beligerancia y que utilizan la comunicación para llevar el agua a su molino sin parar mientes en si lo que dicen tiene algo que ver con la realidad: baste con que aquello que dicen favorece a sus intereses. No hay que irse muy lejos en el tiempo, sobre todo porque es en estos momentos cuando vivimos una situación realmente insoportable. Echemos una mirada a nuestro alrededor y veamos qué centra los “diálogos”: el asunto de la culpabilidad en la riada de Valencia; el tema de González Amador que ha defraudado a Hacienda, y sus derivados; la pugna entre la Revuelta y el Hormiguero; las declaraciones de Aldama o el conflicto con Lobato. Entre todos ellos, aunque hubiera bastado uno solo, se ha generado el gran reino de la confusión. Filtraciones, declaraciones interesadas, intervenciones dudosas del poder judicial… y ataques desmedidos carentes de justificación. Por poner un ejemplo: la guerra sin cuartel que ha desarrollado el PP contra Teresa Ribera tachándola de impresentable, incompetente, insensible votando en contra de toda la Comisión Europea solo porque ella estaba presente. Absolutamente penoso oír la sevicia de Dolors Monserrat acribillando con denuestos a la ya primera vicepresidenta de la Comisión cuando se procedía a la votación de la misma. Lo dijo Rajoy: Señor, qué tropa.
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