10 de diciembre 2024 - 03:08

Es evidente que la Sanidad Pública puede ser el talón de Aquiles del gobierno del PP en Andalucía. Era la joya de la corona del sistema económico-social andaluz hasta la entrada de Moreno Bonilla en la Junta. Desde entonces, asistimos a su desmantelamiento paulatino. La nefasta cita previa heredada de la pandemia, las interminables listas de espera y la falta de personal sanitario están dando al traste con aquella Sanidad Universal que era pilar fundamental del Estado de derecho. La Junta quiere gestionar la Sanidad Pública como si fuese una gran empresa, idea venida de los economistas neoliberales americanos que se ha impuesto en la derecha española. En toda gran empresa se arriesga un capital inicial calculando obtener un beneficio final para remunerar a los accionistas. Eso se logra invirtiendo solo lo necesario, sobre todo en personal. Pero la realidad es que la Sanidad Pública no es una empresa: es un gasto. Ni siquiera es una inversión, pues para serlo necesitaría un gran esfuerzo en el área de la prevención sanitaria, lo que hoy por hoy es utópico. La Sanidad, dicen algunos, es un pozo sin fondo. Cierto. Pero un pozo, como todos los pozos, necesario. No es el beneficio económico su finalidad, como en la sanidad privada, sino la salud individual y colectiva, o sea, el derecho de todos los ciudadanos, con independencia de su capacidad económica, a la salud, a la atención personalizada y al acceso a los mejores medios e instalaciones posibles. En la Sanidad Pública no existen unos accionistas a los que remunerar su inversión. Su capital proviene de los contribuyentes a través de sus impuestos y según la justicia distributiva. La intención última de la depauperación intencionada del gobierno del PP sobre la Sanidad Pública es beneficiar a la sanidad privada. La Junta pretende reducir el gasto sanitario empujando a los ciudadanos hacia los seguros médicos privados, que son de pago. Es un nicho económico más cuya finalidad es ganar dinero y donde la salud solo es un campo donde conseguirlo. Su espíritu no es la salud, sino el beneficio. Una pintada anónima en la Calle Real de Almería lo expresaba muy bien: “un paciente curado es un cliente menos”. El mal funcionamiento de la Sanidad Pública en Andalucía está generando un creciente descontento en la sociedad. Y no se atisban soluciones desde el neoliberalismo que practica la Junta gobernada por Moreno Bonilla.

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