Sancho Panza en ‘El Hormiguero’

Quizás

13 de diciembre 2024 - 03:09

Este año los servicios de música por streaming ofrecen una variante al tradicional resumen de las canciones más escuchadas del año. Lo llaman Replay y merced a las nuevas tecnologías te permiten saber desde cuantas horas y minutos has dedicado a escuchar música, a un detallado registro de cuales han sido tus canciones preferidas. En definitiva, radiografían tus gustos musicales, con procedimientos similares a los usados por los algoritmos que miden nuestro consumo audiovisual en las plataformas. En definitiva, nos conocen perfectamente y saben lo que nos satisface y lo que no. En función de ello, deciden lo que expondrán en sus escaparates para atraer nuestra atención.

Pero el sistema, que aparentemente es perfecto, tiene un problema mayúsculo. Ocurre como con los espejos retrovisores de los coches. Son un elemento de seguridad imprescindible, pero miran hacia atrás, y se conduce mirando hacia adelante. La enorme información que los artilugios informáticos nos ofrecen sirve para conocer lo que somos, pero no descubre nada nuevo. Y al ser datos que todos los grandes players tienen por igual a su alcance, las respuestas resultan similares. Debido a ello, se actúa en el presente en base a los consumos del ayer y se construye el futuro con lo que ofrece la seguridad de haber sido un acierto testado; más que apostando por la incertidumbre de lo nuevo, lo diferente, y capaz de sorprender. El resultado es más seguro, pero también más aburrido y previsible.

En conclusión, la imaginación que buscaba llegar a horizontes desconocidos se sustituye por un exhaustivo análisis del pasado. El resultado es la acumulación de fórmulas, que cual trajes hechos a medida, son perfectos para todo tipo de consumidores, pero de una uniformidad que asemeja a la vestimenta de los vendedores en los grandes almacenes, y convierte a los usuarios en clones satisfechos, pero rara vez hechizados por lo inesperado. Todo se plasma en una oferta más amplia que nunca, pero en la que cuesta encontrar voces y miradas propias capaces de descubrir vidas, rutas y destinos en los que no hayamos estado con anterioridad. Supongo que a Shakespeare de vivir en la actualidad, los expertos le aconsejarían escribir una secuela de Hamlet, menos melancólica y con más acción. Y a Cervantes le dirían, que los perdedores como Don Quijote, difícilmente tendrían cabida para promocionarlo en un programa tan optimista como El Hormiguero.

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