
A Vuelapluma
Ignacio Flores
Un buen kit de supervivencia
La esquina
Lo quiere todo. Y todo a la vez y en el peor momento de su mandato. Quiere el rearme de Europa, pero que no se le llame rearme. Quiere aumentar el gasto en Defensa –ese Ministerio que iba a eliminar de un plumazo–, pero moviendo de sitio partidas presupuestarias y retorciendo el concepto de Seguridad Nacional. Quiere reorientar excepcionalmente las inversiones públicas, pero sin restar un solo euro al gasto social. Quiere que el grueso del dinero necesario para defender a Ucrania y a Europa de la agresión de Rusia venga otra vez de los demás socios europeos por transferencias, préstamos o deuda compartida, como ocurrió durante la pandemia, sin importarle que ahora son otros los que están más en peligro y necesitan ayuda urgente, y sin dejar de jactarse en su cara de que la economía de España va como un cohete. ¿Qué somos, solidarios o pedigüeños? Quiere apostar por una Europa más fuerte, mejor armada y más disuasoria ante imperialismos cada vez más agresivos, pero sin que Ione Belarra y otros pacifistas de pitiminí lo llamen señor de la guerra y los artistas autotitulados progresistas y comprometidos le saquen las pancartas y los manifiestos que no sacaron cuando Putin invadió y masacró una nación soberana. Se ve que su indignación es muy selectiva. Quiere que el Partido Popular, por sentido de la responsabilidad, le ofrezca sus votos y lo saque de la minoría en que se encuentra en este asunto de la paz y la guerra mientras sus socios y aliados le exigen sacar a España de la OTAN, pero todo lo que le dedica -al PP- son insultos, chascarrillos de club de la comedia y destierro en el lado del muro en que se mueven las fuerzas oscuras. Quiere que la extrema izquierda deje de ser la extrema izquierda, pero sólo porque se lo merece él, el presidente del Gobierno más progresista de la Historia.
¿Qué haría un estadista en esta coyuntura tan difícil? Primero, pedagogía de verdad: Europa está siendo agredida, en su territorio y en sus valores, por una gran potencia mientras la otra se está lavando las manos, luego hace falta incrementar sus instrumentos defensivos, y eso conlleva esfuerzos y sacrificios de todos sus miembros. Segundo, presentar un plan concreto en el Congreso de los Diputados, con objetivos, costes, plazos e instrumentos, defenderlo con firmeza –si se cree en él– y sin eufemismos ni trampantojos, escuchar a todos los grupos parlamentarios y someterlo a votación. Si fuera un estadista...
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