A Vuelapluma
Ignacio Flores
Los míticos 451º F
El Pingurucho
Nos deja perplejos la capacidad de la alcaldesa, María Vázquez, para demandar otro esfuerzo económico a los almerienses como respuesta a la ausencia de una gestión eficiente y rigurosa del PP sobre asuntos vitales de la ciudad. El pasado viernes, los concejales del PP aprobaron incrementar la factura del agua en un asombroso 35,49%, subida que será efectiva en el recibo del último trimestre del año. Poco más de un mes ha pasado desde que los almerienses tuviéramos que pagar bastante más por el IBI, y ya están aprobando una nueva carga, en plena Feria por cierto, por si pasa desapercibida.
Este nuevo sablazo es la consecuencia de la falta de planificación y gestión del PP en los últimos años en asuntos tan importantes como es el agua, un recurso esencial. Ya en 2005 hubo un consenso entre todos los grupos políticos para incorporar el agua desalada de manera progresiva, han pasado los años y los distintos dirigentes del PP han hecho gala de un desinterés crónico ante el grave problema que se avecinaba con la sequía y el agotamiento de los Pozos de Bernal.
La gestión del agua nunca ha sido una prioridad para el PP, más ocupado en cuestiones superfluas que en velar por el bienestar de los ciudadanos. Por otro lado, un porcentaje del aumento aprobado va destinado a pagar conceptos que no deberían recaer en el bolsillo de los almerienses, como el tratamiento de los lodos o las tarifas sociales, que corresponde asumir al Ayuntamiento.
También resulta inquietante, por opaca, la gestión que realiza la empresa concesionaria Aqualia, pues desde que se le adjudicó el contrato ha experimentado un incremento de ingresos del 350%. Mientras los ciudadanos se enfrentan a tarifas crecientes, la empresa parece prosperar sin freno y sin que existan los suficientes órganos de control y seguimiento sobre ella. Aqualia se dedica a la gestión del agua como parte de su modelo de negocio, un negocio altamente lucrativo para un recurso que es un derecho humano esencial, declarado por la ONU en el año 2010.
Desde la puesta en marcha de la desaladora en 2004, ¿todos los almerienses han estado pagando la misma tarifa por el agua? Las obras de la conexión entre los depósitos de La Pipa y el de San Cristóbal y la conexión con los barrios de La Joya y Castell del Rey han puesto de manifiesto que los vecinos de estas zonas no recibían agua de calidad, agua desalada. Esta pregunta quedó sin respuesta en el último Pleno, un eco más de la falta de transparencia que caracteriza a este gobierno municipal.
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