Rufián, el señor del bulo y la mentira

Usted señor Rufián se atreve a hablar de las condiciones de trabajo en los invernaderos sin haber pisado uno en su vida

21 de julio 2024 - 07:00

Gabriel Rufián es diputado de Esquerra Republicana en el Congreso. Hijo y nieto de trabajadores de La Bobadilla, pedanía del municipio de Alcaudete (Jaén) y Turón (Granada, se ha criado en el barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramanet y Badalona (Barcelona). Vive en Sabadell y es declarado seguidor del Real Club Deportivo Español. Como buen charnego, sin ocho apellidos catalanes, hace méritos todos los días para ganarse el puesto siendo más papista que el Papa de Roma; más independentista que Josep Tarradellas y, por supuesto “odia” todo lo que huela a España. Faltaría más. Pero esto nos es grave. Es un mal que viajando seguro que tiene cura, cuando el tiempo te alcanza y observas que gran parte de los postulados que defiendes se caen, maduros como brevas, a poco que agites el árbol. Allá cada cual con sus ideas y la defensa que haga de ellas, siempre claro está, dentro de las normas básicas de la democracia. Pero cuando se le llena la boca de críticas hacia a aquellos que están en desacuerdo con sus postulados y los desmontan como un mueble de Ikea cuando te mudas de domicilio, inicia un proceso de bulos y mentiras para tratar de convencer a ilusos, ovejas y pastores, de que todo lo que no sean sus dogmas carecen de razón, sentido y, hasta si me apuran, de criterio y veracidad. Señor Rufián esto tiene un nombre. Pero esto no es grave diputado. Lo preocupante es que usted, con el máximo de desconocimiento, se atreva a hablar de las condiciones de trabajo de los jornaleros de los invernaderos de Almería cuando no ha tenido a bien documentarse. Usted repite como un papagallo aquello que le dicen, sin atenerse ni a Dios ni al diablo, en la búsqueda de un objetivo, que logrado por este camino es espúreo. Usted, señor Rufián, debiera venir a los invernaderos, recorrer las cooperativas y las alhóndigas, observar lo que se hace en esta tierra y después tendría capacidad y criterio para opinar. Lo contrario diputado de Esquera no es más que una sarta de mentiras, premisas falsas y comentarios salidos de su boca desde el más profundo desconocimiento. La cuestión no tendría mayor importancia si fuera la primera vez que la agricultura de esta tierra, de la que usted se alimenta cada día, es criticada desde el más profundo desprecio. Pero no es así. Colegas suyos de escaño de otras épocas, como el señor Durán y Lleida, ya hicieron lo mismo con los fondos del Plan de Empleo Rural (PER) para llamar a los jornaleros de esta tierra subvencionados y vagos. Entonces el líder de Unió se olvidaba, siempre aposta, que la más pequeña de las empresas de Cataluña recibía del Estado, ese que usted aborrece, más dinero en ayudas que todos los trabajadores del Plan de Empleo de Andalucía juntos. Pero no ofende quien quiere señor Rufián, sino quien puede. Y usted lo único que ha hecho es retratarse en negativo, con un carrete caducado, como usted.

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