Religión y sentimientos

09 de enero 2025 - 03:08

Herir sentimientos es fácil, muy fácil. Precisamente por su característica de irracionalidad los sentimientos son muy vulnerables. Tienes cierta inclinación a favor de algo o de alguien sin que puedas justificar los motivos. Cualquier alusión en contra, premeditada o no, hace que te sientas dañado. El daño hace que con frecuencia reaccionemos de la misma forma irracional que nos hace sustentarlos. Ahora bien, está claro que no todos los sentimientos son de la misma naturaleza ni tienen el mismo valor. Por ese motivo cabe esperar distintas reacciones ante la diferente calidad de los sentimientos. Pero no debe extrañarnos de que haya. Viene esta reflexión a cuenta de las reacciones que ha suscitado la imagen mostrada en el programa de las doce uvas: la modificación de una “estampa” a la que se le ha sustituido la cabeza por la cabeza de una vaca. Es una cosa de mal gusto. Y entiendo que haya quien se haya sentido atacado en sus sentimientos. A esa situación la están considerando un ataque a sus sentimientos religiosos. Es la presencia de ese adjetivo lo que están considerando suficiente para presentar denuncias en los juzgados amparados en el mismo código penal que castiga el ataque a los sentimientos religiosos. Ahora bien, ¿cómo interpretar el sentido del adjetivo “religioso” en el correspondiente artículo del código penal? Supongo que estarán en su derecho quienes piensen que el centro de su “religión” lo configuren imágenes, estampas y tallas. Pero me da la impresión de que centrar en esos apartados la religión es algo muy parecido a lo que desde siempre se ha considerado idolatría; sustituyen el objeto con el reflejo del objeto, y piensan que al adorar al reflejo se está adorando al objeto real y, malinterpretando el dicho de que “quien no ama a quien ve no puede amar a quien no ve”, dicen que “quien ama a quien ve (a la imagen) ama a quien no ve”. Pero la cuestión está en que, a la vista de la reacción de muchos de los creyentes, no dan el salto a “lo que no se ve” y se quedan en la copia, en el reflejo. Es una concepción de la religión que posiblemente ate a muchos de los que se consideran creyentes y así identifican un ataque al sentimiento religioso con la sátira al símbolo. Yo, de ser creyente, consideraría un asalto a mis sentimientos religiosos la conducta de muchos de aquellos creyentes que, por ejemplo, no desaprueban e incluso apoyan matanzas como las de Gaza.

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