La ración de ibérico

Paseo Abajo

El Consejo Superior de Deportes, cuya responsabilidad cae en el ministerio de doña Pilar Alegría, daba a conocer los precios que rigen en la cafetería del centro para sus empleados. ¡Qué vergüenza! Estamos escribiendo sobre funcionarios que tienen puesto fijo para toda la vida, catorce pagas al año, que van a ser de los pocos en beneficiarse de esa media hora menos de trabajo diario y que tienen por regla general una soldada satisfactoria, reciben un extra a la hora de ir a la cafetería.

Con esto de la memoria, a la que tanto les gusta acudir a los bastiones políticos, nos hace que nosotros también miremos de vez en cuando a situaciones que pasaban hace años, y que tenían ciertos beneficiarios, pegados a las administraciones y al poder político. Se acuerdan ustedes de los economatos. Las empresas públicas disfrutaban de ellos, y las familias que tenían a algún miembro trabajando en ellas, se beneficiaba de unos precios más bajos que el resto de los ciudadanos que iban a comprar al mercado, o a la tienda del barrio. No se trata de entrar en la corrupción que se daba en aquellos economatos, no es la cuestión, solo es la constatación de que los dirigentes políticos no se olvidan de beneficiar a los suyos.

Contaban que los economatos cumplían una misión, claro, la de beneficiar a unos pocos, a los suyos. Y con las cafeterías de los ministerios y otros centros, como el que hoy traemos, el superior de deportes, donde una ración de jamón ibérico le cuesta al trabajador 6,60 euros, una copa de vino de la Ribera, Rioja o Rueda, 1,27, una caña de cerveza, 1,10 euros. Desayunos por el mismo sendero, así como pinchos, bocadillos y otras raciones de distinto pelaje.

Vemos que no son solo los congresos y parlamentos los que benefician a diputados y senadores a la hora de comer bien, muy bien, y barato, muy barato, sino que es algo que han incorporado los políticos en todos los organismos en los que se incluyen cafeterías y comedores. El menú en este Consejo es de siete euros, en la calle ya es difícil encontrar uno por menos de doce, trece es la tónica general, quince en la capital. ¿Y quién paga el resto hasta el costo de lo que estos caballeros y señoras están degustando? No hace falta que les diga que sale del dinero que nos saca a la fuerza Marisús Montero, ministra de hacienda y candidata a la presidencia de la Junta. El dinero no es de nadie. A partir de que salen de nuestros bolsillos, es suyo, y se lo gastan en darle de comer a los suyos, solo a los suyos.

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