Manuel / Lucas Matheu

Si quieres saber de juanillo...

La buhardilla

DICEN que "si quieres saber cómo es Juanillo, dale un carguillo". Yo creo que aún se conoce mejor a Juanillo, cuando le quitas el carguillo. Hay personas a las que se les sube el cargo a la cabeza, y se les suele notar enseguida. A unos más que a otros. Eso forma parte de la estupidez humana, y desgraciadamente suele ser frecuente. Los síntomas son la altivez, el distanciamiento de los que ellos entienden por "subalternos", las actitudes autoritarias. El autoritarismo frente a la "autoritas" o autoridad moral, suele ser su manera de ejercer el cargo. Les gusta rodearse de personas mediocres que no le hagan sombra. En fin, todos sabemos de que va, y conocemos al personaje, encarnado en algún político, directivo, etc. Pero claro, unos dan la cara a la entrada, y otros a la salida. Y muchos en ambas situaciones. Y estos días tenemos dos claros ejemplos, aunque con características diferentes. Ese defensor del pueblo andaluz, de voz meliflua, de discurso populista y facilón, de pronto se convierte en un energúmeno, soltando varios exabruptos, cuando se entera que va a cesar. Desde luego a mí no me ha sorprendido. A otros quizás. El otro, me ha sorprendido mucho menos. Aznar siempre me pareció un individuo mediocre, en muchos aspectos, aparte de sus tonillos mejicanos, su inglés impúdico y macarrónico, y sus chorradas, a veces nada inocuas. Nunca me engañó con su "digna" retirada. Porque realmente era una retirada como la de su homóloga femenina, Esperanza Aguirre. Y ahora con su entrevista, la cual me costó un esfuerzo soportar, reafirma lo que realmente es. Los cargos no son eternos, y además los cargos deberían ser asumidos como una tarea de sacrificio por los demás. No como un lugar donde satisfacer las carencias del ego. Y desgraciadamente son demasiadas personas las que ocupan cargos, por este último motivo. La erótica del poder la viven como una droga, que necesitan de forma compulsiva. Estos y los que utilizan los cargos, para otras cuestiones más espurias, son los que hacen que los ciudadanos tengan tan mala opinión de los políticos. Dejar un cargo asumido como un servicio a los demás, debería vivirse como una liberación, no como un castigo, ni como una pérdida. Pero aún así, aunque se viva de esta forma, hay que hacerlo con dignidad, en silencio y con agradecimiento al tiempo en el que se confió en ti. Y ¡disfrutar de una nueva vida, más tranquila y sin las presiones propias de un cargo!

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