María Del Mar Olmo Navas

¡Querido paciente!

Querido paciente, no veas en mi lo que otros quieren que veas. No puedo ofrecerte el tiempo que te mereces , y tal vez tampoco el mismo entusiasmo que antes , porque como tu , soy humano e imperfecto .Tan solo soy tu médico .

Hemo caminado juntos por lugares increíbles, he compartido la belleza de ampliar tu familia y el dolor de despedir a tus mayores , tus miedos en la enfermedad , tus logros cuando te dejaste aconsejar , tus diferentes problemas de salud con el paso de los años, tus momentos de caída y desconsuelo y el merito de volver a la calma con un pequeño empujón en la consulta .

En este momento, y a pesar de mi lucha , es difícil poder ayudarte como tu esperas , no depende de mi , pero que no se siembre en ti la duda de que ya no me importas , el camino que yo quiero recorrer contigo está cerrado , y en su lugar hay atajos que no siembre llegan al mismo sitio donde me imaginé dejarte, cuando hace muchos años empecé ilusionada este viaje . Un viaje que empezó hace 25 años , cuando decidí que quería ayudarte y escogí la profesión más bonita del mundo .

En cambio si puedo prometer que seguiré intentando hacerlo a mi manera , poniendo parte de mi corazón en nuestra consulta , la de los dos , la que no tiene sentido sin ti. Mientras , sólo te pido que te mantengas a mi lado de la misma forma que yo lo hago , para que sigas siendo mi mayor inspiración ...esperando que la sanidad vuelva a humanizarse .

No sé en qué momento dejamos de ser tu médico de cabecera y nos cambiaron el nombre . Ambos hemos perdido , porque cada vez es más difícil el contacto humano , en la consulta ó a la “cabecera” de la cama del paciente, en su enfermedad , compartiendo un lugar sagrado y un momento mágico donde médico y paciente se miraban a los ojos y conversaban , y no era necesario recordar por ambas partes que sólo están programados diez minutos para cada persona , en el mejor de los casos .

Quiero creer que nada puede sustituir la relación médico -paciente, pero a mis compañeros y a mi nos cuesta ya creer en nada , nos reinventamos como podemos , buscamos la forma de llegar a todo sin perder nuestra vocación .

Qué gran reto para el profesional sanitario , el no perder la vocación en este momento y qué gran reto para el paciente , el confiar en que eso no ocurra . Mientras , esta misma vocación , que a veces se malinterpreta , nos mantiene donde estamos , aunque nadie sepa hasta cuando. La sociedad debería plantearse cuánto está en juego.

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