
Notas al margen
David Fernández
León XIV frente a los caminos del pecado
Paseo Abajo
El Francisco, quería venir a Almería. Y si quería, por qué no vino. Nos ha creado el obispo de la diócesis un dilema a resolver. El papa quería venir, lo que hubiera sido una alegría para todos los católicos almerienses, habría sido el primer papa en visitar esta tierra del sureste, pero no lo hizo. Lo mismo la culpa la tiene la falta de comunicaciones por Ave que sufre nuestra provincia, o lo caros que son los vuelos hasta nuestro aeropuerto. Qué otra excusa pudo poner el Santo Padre para no venir, si tenía tantas ganas como le dijo al obispo almeriense Gómez Cantero. Espero que un día de estos nos aclare esta cuestión don Antonio, y nos quite a los almerienses la sensación de que por algo que hemos hecho, no sabemos el qué, el papa Francisco no ha venido a Almería.
Recuerdo que en un par de ocasiones que le han preguntado por su visita a España, en las dos puso sendas excusas sobre la paz y el perdón. No había paz en nuestro país, y no habíamos pedido perdón por lo que nuestros antepasados hicieron hace más de quinientos años en la América hispana. Ante aquellos dos argumentos anunciados en su día por Francisco, no suena muy acertado el de que quería venir a Almería. Lo mismo pensaba el papa que nuestra provincia está en otro país, otro continente, cosa que no es de extrañar, de vez en cuando aparece en YouTube el nombre de Almería, dedicado a una calle en una zona de la América profunda, lo mismo el papa Francisco confundió la Almería de la que usted le hablaba.
Si no quería venir a España, y no vino durante los doce años de su reinado entre los católicos, me extraña que dijera que quería venir a nuestra provincia. No le debían preocupar en demasía los católicos españoles, cuando les negó su presencia por lo ocurrido hace más de cinco siglos, alegando que no habíamos pedido perdón. Irene Villa, víctima de los asesinos de Eta, con los hijos, primos y hermanos pactando con Pedro Sánchez, pregona que el perdonar la ha hecho mejor persona. Quizás lo que nos faltó es la presencia de usted en España, Santo Padre, perdonándonos a nosotros por lo que hicieron nuestros antepasados hace unos cuantos siglos durante la conquista, o el descubrimiento. El ejemplo de una española como Irene, reconforta, nos faltó el de usted, para sentirnos más unidos ante lo que España hizo en las tierras americanas. Si sorprende lo de usted con nuestro país, más sorprende la que tuvo con Argentina, su tierra, a la que tampoco acudió durante los doce años de su papado. ¿Por qué no la visitaría?
También te puede interesar
Notas al margen
David Fernández
León XIV frente a los caminos del pecado
Antonio Lao
Agua de trasvase y agua desalada
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Muy lejos de Roma, desde el otro Imperio
El balcón
Ignacio Martínez
Opas malas y buenas
Lo último