A Vuelapluma
Ignacio Flores
Los míticos 451º F
Los más importantes pensadores de la historia se han referido a lo que supone para la sociedad la quema de un libro. Ovenden, en su libro “Quemar libros”, nos sumerge en una milenaria historia donde se describe la censura política o religiosa, la quema del conocimiento, de la cultura que supone ver las páginas de un libro que se consume entre las llamas de la intransigencia de la barbarie en la que durante siglos hemos vivido. ¿Estamos dando muestras de volver a aquellos años de oscuridad?
No estaremos haciendo lo mismo que con los libros cuando “Cerramos un Museo”. Sobre la quema de libros podemos encontrar voces vibrantes que han luchado contra la ignorancia demostrada, libros como el mencionado, que nos acerca a la actualidad que está viviendo la llamada sociedad accidental, contra el cierre de los museos no son demasiadas las que se han levantado. Y no deja de ser un acto preocupante.
Desde hace un mes, día arriba-abajo, la localidad de Terque viene ofreciendo una imagen que no se había producido desde hace unos años: Las puertas de sus Museos están cerradas. Sus calles no las recorren mujeres, hombre y niños cogidos de la mano, que visitan con José Luis las vivencias escondidas, la cultura expuesta, la esperanzas de unos ciudadanos que forjaron unos pueblos del río pujantes, y que han ido desapareciendo por mor de los políticos.
Si quemamos las páginas de un libro dejamos que ardan las vivencias y la cultura de nuestros antepasados, si cerramos un museo no hacemos perecer en las llamas el interior que nos muestra, pero el efecto es el mismo, condenamos al ostracismo, a la oscuridad, lo que ellos nos están mostrando y enseñando sobre el pasado de nuestra gente, su cultura y sus luchas por una vida.
Si durante algún tiempo la quema de libros le interesaba a cierta clase de la sociedad, podríamos pensar que todavía existe una parte que ahora le interesa cerrar museos. Es posible que sea una exageración por mi parte, pero lo parece. La mano larga de los políticos siempre anda en medio, siempre. Librarnos de ellos no es fácil, nos han cogido la medida, hacen lo que les da la gana con sentimientos y deseos, aunque al final salgan con una limosna con la que tapar la vergüenza que deberían sentir, si es que la tuvieran.
No vale claudicar ante ellos, no debe estar en la boca el que se ha perdido la batalla, hay que mantener una lucha por la que defender las pequeñas cosas que nos hacen vivir, y los museos de Terque no son algo pequeño por lo que luchar. Están pidiendo ayuda, necesitan manos y corazones unidos para que puedan abrir cuanto antes. Es nuestra hora.
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