Puertos de Chanca y de Almería

He recibido a principios de semana el número de Noviembre/24 de la revista Mundo Global Cátedra China y me ha llamado la atención la siguiente noticia: “El presidente chino, Xi Jinping, y la presidenta peruana, Dina Boluarte, participaron virtualmente el jueves 14 de noviembre en la ceremonia de inauguración del Puerto de Chancay, en el país latinoamericano”.

Durante el evento, Xi Jinping dijo que el Puerto de Chancay ya se ha convertido en el nuevo punto de partida del «Camino Inca en la Nueva Era». Es decir, hay colaboración estrecha entre China y Perú. Y para corroborarlo señalar que esta es la tercera visita de Estado del líder chino a Perú, durante la cual sostuvo su tercer encuentro con la presidenta peruana desde noviembre del año pasado.

Después de la apertura del puerto, el tiempo de envío de ida entre China y Perú será de 23 días, lo que reducirá los costos logísticos en más de un 20 % y creará más de 8.000 empleos directos en Perú cada año. No están mal esos datos y el beneficio que reportarán a Perú.

No tengo la menor idea de cómo se gestó la construcción del puerto ni tengo nada que ver con ese mundo, que desconozco totalmente, pero sí que me ha llamado la atención la noticia, entre otras razones por lo que tiene de positiva para un país como Perú, que no he visitado nunca, pero al que le tengo afecto, entre otras razones por su famoso Pisco, y por la fama de buenos trabajadores que tienen los que hay en la zona de Pulpí trabajando en los cultivos de hoja.

Ahora bien, por las fotografías que he visto se trata de un puerto de esos que se ven en los documentales y en “las películas americanas”. Se trata de un puerto destinado a ser puerta de entrada de muchas mercancias no sólo para Perú.

Aunque las comparaciones siempre son odiosas, sobre todo para uno de los comparados, si lo comparamos con el de Almería, lo que sí me ha producido la noticia es que se ha construido “al estilo oriental”, en silencio y trabajando. Por otra parte, tras lo dicho anteriormente no quiero decir que éste sea un modelo para Almería, pero la forma de hacerlo, sí.

Ideas claras desde el principio, dinero encima de la mesa y lo que es el cimiento de toda obra, ganas de hacerlo, después de haber analizado todas las posibilidades que tiene la obra una vez finalizada. O sea, pragmatismo y no politiqueo.