El puerto

Tal y como nos enseñaban en la escuela de arquitectura, el galeno entierra sus fallos y el arquitecto los deja a la vista

14 de junio 2024 - 00:00

La integración del Puerto-Ciudad es un proyecto que viene planteándose Almería desde comienzos del presente siglo. En 2020 se presentó el Master Plan para integrar el puerto y la ciudad, el cual contemplaba actuaciones que iban desde el túnel de Bayanna hasta la playa de San Miguel, es decir: en todo el frente de las instalaciones portuarias y su relación con los diferentes barrios. Era un planteamiento integral que compensaba los costes de la intervención: los beneficios que se podrían obtener de las zonas más “golosas” (Muelle de levante y comienzo del paseo marítimo) servirían para financiar otras intervenciones menos lucrativas pero necesarias (integración de la zona de La Chanca, Pescadería y Almedina). Pero esos buenos propósitos pronto se olvidaron. A los socios del Club de Mar no les gusto la propuesta de trasladarse y presionaron para mantenerse en un lugar privilegiado a pesar de entorpecer el desarrollo futuro. Pero la vida sigue, y tras el éxito de la rehabilitación del Cable Inglés, costeado por el Estado con el 1% cultural, y en la que todos se han querido apuntar el mérito, a pesar de las ácidas críticas de hace unos años cuando algunos planteaban su demolición, ahora hemos puesto toda la atención en la zona más lucrativa y de más fácil intervención: el muelle de levante. En esta semana se ha presentado, a bombo y platillo, la actuación sobre el edificio de la Autoridad Portuaria. Por lo que nos muestran las imágenes y el texto explicativo que acompaña, se trata de una operación de maquillaje, un tratamiento de sauna y depilación para cambiar la tosca imagen del edificio de ladrillo por otro de gráciles líneas náuticas con abundancia de vidrio, con mucho trapío y rodeado de plazas asombradas. El papel y la narrativa todo lo aguantan, y a pesar de la buena calificación energética del proyecto, que según se menciona pasará de la letra D a la A, habrá que comprobar, tras ejecutar la obra, si esas grandes superficies acristaladas a poniente no acaban siendo un brasero para los usuarios. Tampoco tengo muy claro si los seis mil metros cuadrados de plazas arboladas serán un brindis al Sol, porque las palmeras plumero que aparecen en las imágenes, sombra, ya les digo yo que no dan. En unos meses veremos los resultados y saldremos de dudas, porque, tal y como nos enseñaban en la escuela de arquitectura, el galeno entierra sus fallos y el arquitecto los deja a la vista.

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