El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
El concepto que la derecha española tiene de la democracia es acomodaticio a sus intereses. No solo a sus intereses económicos, que son los prioritarios, sino a sus intereses políticos, que responden a una mentalidad que es conservadora por encima de toda racionalidad. En Europa han dado por cerrada la época de construcción de la Unión, para lo que ha sido imprescindible la colaboración y negociación constante con la socialdemocracia. Y, visto el auge y la competencia electoral que les hace la extrema derecha, y teniendo en cuenta que en ese ámbito ideológico siempre se han movido a gusto, se disponen a incorporar el continente –ya se han incorporado ellos mismos– a la ola extremista que, como un fantasma, recorre el mundo. Su modelo es Trump, el del asalto al Capitolio.
Ese movimiento hacia la extrema derecha se lleva a cabo en todos los frentes. Lo hemos visto con el asunto de la esposa del presidente del Gobierno. Desde todos los ámbitos, la orquesta se ha puesto a desafinar acompasadamente librando una batalla tras otra para deteriorar la imagen, no de ella, sino de él. El que ha podido hacer, ha hecho y seguirá haciendo hasta que Sánchez, presidente de un Gobierno legítimo elegido por los españoles, caiga. Es la democracia en la que ellos creen. La que les interesa. La democracia vigilada y tutelada que les conviene.
La gente, que somos todos, hemos asistido y asistiremos atónitos y en silencio a todo este despliegue de intolerancia y juego sucio, a la espera de las oportunidades de votar en consecuencia. Los que se creen las consignas y comulgan con las maniobras espurias de los políticos que les son más afines, abandonan toda capacidad de raciocinio político en manos de los líderes de derecha y extrema derecha. Los que, como el viejo Machado, ya no creemos en nada y no aceptamos consignas, mantenemos nuestros razonamientos basándolos en informaciones lo más fiables posible, en la Historia, en la cultura y en la propia experiencia.
Bien. ¿Qué va a hacer la izquierda ante este nuevo y peligroso estado de cosas? Desde luego, dividirse no es el camino. Quizá haya que revisar el modelo de participación ciudadana en la política, el sistema de incorporación y de inmersión en su funcionamiento interno, en el modo de elegir candidatos, de promover alianzas o liderazgos. Revisar las estructuras ante los nuevos tiempos y armonizar ideologías. El que pueda hacer…
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