Opinión
Reinauguración del sagrado corazón de jesús
El Pingurucho
Cada año el calendario ofrece a los almerienses la oportunidad de disfrutar de unos días de fiesta en el mes de agosto. La Feria es una oportunidad para reencontrarnos con los amigos, pasear junto a los que nos visitan, olvidarnos de los quehaceres cotidianos y cargar las pilas antes del inicio del nuevo curso escolar y político.
Pero la Feria es mucho más que eso, pues se trata de una actividad económica que genera numerosas oportunidades de negocio y de creación de empleo, pues, además, es un escaparate que tiene lugar en plena temporada alta estival, cuando el turismo gana presencia en nuestra ciudad. De ahí la importancia de que el Ayuntamiento durante estos días cuide la imagen de Almería al máximo, con calles limpias, zonas verdes saneadas, un buen transporte público, espacios de sombra y servicios municipales de calidad. Justo todos aquellos aspectos de los que la ciudad adolece, tras estos más de 20 años de mandatos del PP.
Sorprende que cada año los empresarios y empresarias que ponen en pie la Feria, instalando luces y casetas, montando barras de comida o poniendo en marcha sus atracciones, consigan llegar a tiempo, a pesar de las numerosas trabajas que les impone el Ayuntamiento. Nos consta que, a cuatro días de comenzar la Feria, la mayoría de instalaciones y servicios asociados a ella no habían sido adjudicados por el Consistorio, lo que ha obligado a estos empresarios a realizar un esfuerzo titánico para que todo estuviera a punto la noche del encendido. No es de extrañar que en esta edición sólo se hayan instalado cinco casetas tradicionales, que son las que ya contaban con autorización de años anteriores.
Esta forma de gestionar lo público desde la constante improvisación hace que cada vez nuestra Feria resulte menos atractiva. Prueba de ello es que el recinto, lejos de quedar pequeño, se nos va quedando grande. Confiemos, al menos, en que el equipo de gobierno del PP municipal haya mejorado el servicio de transporte para que resulte menos dificultoso acceder al Recinto Ferial, otro de los grandes problemas que venimos arrastrando año tras año, sin que la alcaldesa ni sus predecesores del PP se hayan percatado desde el coche oficial.
A pesar de todo, estamos convencidos de que un año más volverá a producirse el prodigio de la Feria y que ni el calor ni todas las trabas municipales impedirán que los almerienses disfrutemos al máximo de estos días de fiesta. ¡Viva la Feria de Almería!
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