
Monticello
Víctor J. Vázquez
Una amnesia no sólo cristiana
Si no fuera porque es demasiado largo hubiera plagiado completo el título de la preciosa obrita de Philip Delerm “El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida”. Y es que las primicias siempre tienen un encanto especial y las habas, para los almerienses, son uno de nuestros pequeños vicios ancestrales. Ya he visto (y comprado) las primeras en algunos puestos del Mercado, procedentes de las huertas cercanas a la costa, las de la vega baja del Andarax. Aquí nos las comemos crudas con bacalao o tocino, fritas con jamón y/o huevos fritos, en tortilla y guisadas de varias formas. Incluso las comemos con su vaina cuando son muy, muy tiernas, en cuyo estado las llamamos jarugas, capotes, pitos o jamuchos, según la zona de la provincia. Mi abuela la de Tabernas las hacía con cebolleta, y también hay quien las hace (hacía) con chorizo. En su estado más avanzado, ya con la “uña” negra, es mejor quitarles también el pellejillo blanco: salen unas tortillas divinas.
Estas primeras que compré el sábado me las hice con calamares pequeños (no chipirones), muy frescos y tiernos, los cuales puse limpios pero enteros en aceite virgen extra frío y los confité a fuego suave un minuto (si usan calamares más grandes, déjenlos dos o tres). En ese aceite sabrosón sofreí media cebolla muy picada y un diente de ajo, añadí las habas desgranadas, les eché un chorreón de vino blanco seco (también vale el coñac) y, cuando se evaporó el alcohol, una cucharadita de pimentón; añadí agua, sal (poca) y pimienta, y las cocí hasta que estaban tiernas. Entonces añadí los calamares, aparté la sartén del fuego y me los comí con el mismo vino de la cocción. Los onubenses hacen un guiso parecido, pero con choco; creo que es una exportación de los almerienses que se mudaron en la posguerra de la costa entre Cabo de Gata y Carboneras a Isla Cristina y Punta Umbría.
Pronto podremos ir a la Bodega Aranda a comerlas fritas con cebolleta y huevos fritos “con puntillas”. Hay quien añade jamón, pero yo prefiero dejarlo para acompañar las habas crudas; en este caso, lo mismo que dije más arriba para las tortillas, si se molesta uno en quitarles la piel a los granos, el placer compensa con mucho el trabajo. Y la semana que viene hablaremos de la Michelín. Esta vez es de verdad, la presentan en Murcia mañana martes.
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