
Antonio Lao
¿Qué esperar del nuevo secretario provincial del PSOE?
Estimados lectores, ayer, domingo de Cuaresma, se llevó a puro y debido efecto en el señorial Teatro Apolo, el Pregón oficial de la Semana Santa de Almería, organizado por la Agrupación de Hermandades y Cofradía presidida por Encarnación Molina Hernández y el Consiliario Rvdo. José María Sánchez García y con la siempre colaboración del Ayuntamiento de Almería y Diputación Provincial, presididas por Ramón Fernández Pacheco Monterreal y Javier Aureliano García Molina.
Un rito anual, en el que el pregonero, el periodista y cofrade Alfredo Casas López, nos relató el pórtico imaginario de entrada a la festividad, en la que toda Almería es, encierra mensajes de esperanza para unos, para otros reflexión, una cita que además de recuerdos, sentimientos quizás lejanos, son siempre sinfonía de dulces sabores y punzantes inquietudes. En suma, un pregón, que fue un quiebro esperado en el caminar diario de cofrades.
Alfredo Casas expresó en su panegírico un encuentro con la verdad, plural y abierta, a través del cordón vital del rito de la palabra, participación del sentimiento que se siente llamado, atraído por la oratoria literaria en el silencio de la belleza que se abre a la esperanza revestida con el color de la vida del mediterráneo.
Estamos en unos momentos de tribulaciones, también espirituales, pero desprendo del pregón que todos tendremos derecho a esperar el futuro inmediato con una ilusión de que las Cofradías de Almería, seguirán siendo ejemplos de una Iglesia a la vez secular y renovada. Muestras vivas y operantes de la religiosidad de nuestra indaliana ciudad, como testimonio permanente de una vivencia solidaria en la fe y de la caridad.
El pregonero lo dejó fehacientemente expuesto, que podrán cambiar las circunstancias sociales, jurídicas y políticas, e incluso podrá cambiar, en el futuro, no lo sabemos, las formas y maneras en que estas celebraciones se realizarán, pero de una cosa estamos seguros el Pregonero y los cofrades, que la Semana Santa no cambiará y permanecerá inmutable, por encima de cualquier contingencia: la fe de una gran parte del pueblo almeriense en la misión redentora de Cristo; el amor a la Virgen María; la veneración y el cariño hacia las imágenes - Alfredo Casas a su Cristo del Perdón y de las Lluvias- y hacia las advocaciones que han perfilado y cimentado, a lo largo de los años lo mejor de nuestras tradiciones. ¡A seguir arrimando el hombro con pasión!
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