Opinión
Reinauguración del sagrado corazón de jesús
Este lunes volveremos a salir a la calle para manifestar un deseo en el que trabajamos el resto del año desde las instituciones, como es la erradicación de la violencia machista. Del mismo modo, el 25N expresaremos nuestro rechazo incondicional a cualquier tipo de violencia que se ejerza sobre las mujeres por el hecho de serlo, una repulsa que igualmente manifestamos a diario en nuestras acciones concretas como partido eminentemente feminista que somos y adalid de la defensa de los derechos de las mujeres y de la igualdad real.
Desde el PSOE nos volvemos a sumar sin fisuras a todas las acciones encaminadas a tales fines con firmeza frente a los agresores y solidaridad hacia las personas que sufren esta lacra contra la que no caben pasos atrás, sino condena e imperio de la ley frente a todo ejercicio de violencia de género, verbal o física, sin eufemismos, ni coartadas en forma de pasividad o negacionismo frente a la violencia que sufren las mujeres. Es deplorable que la irrupción de la extrema derecha en las instituciones públicas haya aniquilado el consenso para condenar la violencia machista y que el PP, que comparte con los ultras gobiernos a todos los niveles, asista a este bochornoso espectáculo sin la más mínima sensación de pesadumbre.
Por eso, nuestra lucha es más necesaria que nunca. La tolerancia cero con la violencia contra las mujeres debe ser defendido por la sociedad en su conjunto, poniéndole voz a la violencia. El PSOE ha liderado las iniciativas contra la violencia de género, como la Ley de Protección Integral, que supuso el reconocimiento de que existe la violencia hacia las mujeres y un cambio completo de perspectiva ampliamente demandada por el movimiento feminista. Asimismo, somos el partido impulsor del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que da una respuesta institucional y de consenso a un problema que consideramos cuestión de Estado.
Y nuestra convicción es seguir trabajando contra el machismo y sus violencias. Una sociedad decente exige avanzar hacia una sociedad segura y libre de violencia de género, que garantice una respuesta efectiva a las mujeres que sufren violencia, así como a sus hijos e hijas, generando y ofreciendo los mecanismos necesarios para conseguirlo. La educación es otra de nuestras preocupaciones. Si no rompemos los ciclos, la violencia de género pasará de generación en generación.
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