Políticos y calor extremo

30 de agosto 2024 - 03:07

No es que se derritan las neuronas, pero cuando aprieta el calor el cerebro humano funciona de aquella manera, aunque si el humano en cuestión es un político, el desarreglo mental puede darse durante todo el año y es muy difícil precisar qué parte de responsabilidad tiene la canícula en las declaraciones hechas en verano. Para Manuel Chaves, el ‘caso ERE’ vino a ser un bulo de medios de comunicación, jueces y políticos del PP. Si el Constitucional hubiese corregido al Supremo en un día gélido de enero, a lo mejor este hombre no se habría venido tan arriba, aunque de todas formas el PSOE andaluz parece que quiere hacernos creer que la estafa fue mínima y aquello de que “mi hijo tiene dinero ‘pa asar’ una vaca” igual hay que cambiarlo ahora por asar un ternerillo sólo vuelta y vuelta. Griñán (“no hubo un gran plan pero sí un gran fraude”, que dijo en su día), con 40 a la sombra ha sido más prudente y ha permanecido callado. Conocemos casos muy claros de políticos y políticas que sueltan tremendas barbaridades esté el mercurio bajo cero o disparado, como Ayuso o Yolanda, por citar sólo dos. Esta última, tras las elecciones en Venezuela, dijo que “en primer lugar, hay que reconocer los resultados electorales, esto es lo que hacemos los demócratas en el mundo…”, y luego añadió que, si había dudas, “transparencia, transparencia y transparencia. Y ahí lo dejo”. Sí, menos mal que lo dejó, que si no, Maduro aún estaría descojonándose. Aunque ocurrencias así las puedan evacuar también en pleno febrero, ya digo, estos ejemplares deberían estar siempre atentos a las olas de calor extremo, para no correr el riesgo de superarse a sí mismos, que ya es decir. Tal vez por eso Zapatero, en este asunto, aún no ha abierto la boca.

En cuanto al ya célebre pacto fiscal que va protagonizar la ‘rentrée’ política, Errejón dijo en la cadena Ser que “no perjudica a nadie que Cataluña abra el melón de la financiación autonómica”. Pero Íñigo, hermoso, ¿qué quedaría del melón si las autonomías ricas exigieran gestionar para ellas su correspondiente rebanada? Ni las pipas para los más pobres, quedarían. Este concierto que han… “¡Eso no es un concierto!”. Vaya, la que faltaba. Entonces, señora Montero, ¿es una sinfonía, una sonata, tan sólo una obertura o qué narices es? Con el cante que llevan dando, será una Cantata en Mi bemol mayor, o, mejor dicho, en Mis bemoles mayores… A ver si refresca.

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