Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
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La historia que estamos viviendo en la política española es de chiste malo y rancio. Lo último a lo que se le dedican horas y horas en los telediarios es el caso Íñigo Errejón. Una situación en la que tengo diversos calificativos de alto voltaje para describirlo, pero por respeto los lectores no lo haré. Miren, a quien se lo cuente y venga de fuera, no se lo cree y más un señor que se ha unido al mundo que tanto defiende Irene Montero. Una película con un guión que ni los mejores directores de cine podrían hacer. Eso en cuanto al caso, ¿pero cómo afecta a la izquierda de nuestro país? El que sale ganado una vez más es Pedro Sánchez, de momento. Si todo va bien, la coalición Sumar se convertirá en ‘Restar’, porque tal y como va la cosa pinta muy mal para las próximas elecciones. La historia de los aprovechados que salieron del 15-M dando lecciones de moralidad ha desaparecido. Pablo Iglesias, Monedero y otros más ya están en su casa con algunos ceros más en su cuenta. Una pena porque al final lo que ocurrió en la Puerta de Sol en Madrid en el 2011 fue un movimiento social precioso unido para quitar a la “casta política”. Finalmente todo aquello, y los que gritaban ‘si se puede’ con un megáfono engañando a los pobre ciudadanos, han sido más mentirosos que aquellos a los que le reprochaban. Ahora Ferraz está más tranquilo, después de que sea la única alternativa real de la izquierda. Es decir, el presidente del Gobierno ha conseguido quitarse del medio a sus rivales de color. No me digan que no tiene suerte el señor Sánchez con todo. Hasta con noticias escalofriantes como la de Errejón que le ha servido como cortina de humo para que la supuesta corrupción de su partido quede desapercibido. Volviendo al tema del exportavoz de Sumar, ahora queda depurar y saber si su partido y los morados sabían de estas actitudes. Hombre, ya les digo que el río sonaba hace mucho tiempo y lo triste es que el partido lo conocía. La agonía política de Yolanda Díaz ha comenzado y quien sabe si llega otra vez aquel muchacho con coleta a dirigir de el cotarro. Sería la última pesadilla de Halloween del señor de Moncloa.
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