NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Incienso para recibir a un Pedro Sánchez contra las cuerdas
Hace algunos años nos llegó el encargo de hacer un proyecto de actividad de un pequeño establecimiento de pizzas para llevar en un estrecho local con fachada a la Plaza Pavía. Al principio, me sorprendió el entusiasmo y la seguridad de los clientes respecto al futuro éxito asegurado del negocio ya que, mi escepticismo frente a las nuevas aperturas era cada vez más creciente en este contexto de actual abandono que está sufriendo el centro de Almería.
A lo largo de estos últimos años, hemos redactado, desde nuestro estudio, varios proyectos de actividad en el centro de la ciudad para una gran variedad de negocios: una carnicería, una tienda de ropa, una tiendecita de comestibles, una frutería, etc… y, desafortunadamente, la gran mayoría de ellos ya han cerrado sus puertas. Sin embargo, hoy en día, y tras 4 años desde su apertura, la pizzería de la Plaza Pavía sigue en pie. No cabe duda de que la buena llevanza de cualquier negocio depende de diversos factores que engloban desde la buena gestión del personal hasta la calidad del pepperoni pero, la ubicación estratégica del establecimiento es una de las más importantes. En esta plaza, el trajín de personas es constante, parece tener más vida que la propia Plaza del Ayuntamiento, la Puerta de Purchena o la Plaza de la Catedral, ubicadas en pleno centro de la ciudad. Se trata de una plaza de barrio, pero de un barrio vivo, donde la gente sale a la calle cada día a buscarse la vida, donde las cosas suceden y donde los vecinos viven.
Se trata de una plaza con un fuerte origen social, que sirve de esparcimiento a una zona urbana de manzanas cerradas, calles estrechas y con una gran cantidad de viviendas. En sus orígenes, se trataba de un espacio abierto y flexible donde, eventualmente se instalaba un pequeño mercado ambulante, sin embargo, hace ya muchas décadas, el Ayuntamiento decidió realizar una serie de puestos a modo de mercado permanente que realmente han conseguido incluso fortalecer la actividad de la plaza.
Su imagen, muy desvirtuada tras las múltiples operaciones inmobiliarias que han ido destrozando las tradicionales casas de puerta y ventana que rodeaban a la plaza, no es ningún escollo para que la gente siga disfrutando del espacio. A veces no se necesita una bella Catedral al fondo para conformar una plaza, a veces, los auténticos foros, las ágoras, son aquellos espacios donde la gente tiende a relacionarse, no donde los turistas pasan corriendo a echarse una foto y tomarse una paella congelada.
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