A Vuelapluma
Ignacio Flores
Ya mismo lo estreno
Apartir de hoy Lamine Yamal, como decía la canción del Dúo Dinámico de 1962, “Yaaa tiene diecisiete años”. ¡Cumpleaños feliz, tío! A los cronistas deportivos se les ha estropeado un poco el relato épico. Cuando mañana le meta un gol a la “Pérfida Albión” ya no podrán decir lo de “un niño de dieciséis años”. Porque lo más seguro es que le meta un gol, si se nos permite hacer de profetas. Además de la evidente y singular genialidad de este muchacho, lo más relevante es que se trata de un hijo de inmigrantes. Su padre es de origen marroquí y su madre vino desde Guinea Ecuatorial atravesando el desierto descalza. Se conocieron en España y Yamine nació en Rocafonda, un barrio marginal de Mataró. Quizá de ahí le venga parte de su fuerza mental y su madurez.
De ese barrio catalán ha dicho Vox que es una mierda multicultural. Pero este muchacho, mezcla de negro y moro, ha hecho más por España que toda la tropa ultraderechista que tanto se llena la boca de patria. Ahora resulta que por cuatrocientos menores inmigrantes que hay que acoger entre dieciséis comunidades autónomas, el país se hunde. Alguien ha comparado esta actitud con la que hemos tenido para acoger en España a más de 62.000 ucranianos menores de 18 años. Claro, como son rubios y blanquitos mejorarán la raza. Si estas ideas de la extrema derecha se llevan a la práctica no habrá más Yamines, ni Nicos, ni Jordan Díaz…por no hablar de médicos, enfermeros, conductores de camión, camareros y jornaleros en general y, en particular, de nuestros invernaderos, que de no ser por los miles de inmigrantes íbamos a coger los tomates y los melones con la punta de los dedos y el forro de los calzones. Algunos ya están pidiendo que la Armada impida la llegada de cayucos y pateras a nuestras costas. La hospitalidad es una antigua norma mediterránea que se extendió al resto del mundo civilizado.
Y la caridad cristiana no la aplican estos ultras que dicen defender la cultura cristiano-occidental. Lo único que defienden son sus privilegios. En Gran Bretaña, Sunak llegó a un acuerdo para enviar inmigrantes a África. Lo que pasa es que la ciudadanía lo ha mandado a él a la oposición.
Y no lo manda de vuelta a la tierra de origen de sus padres porque la mayoría de ciudadanos británicos (y del resto de Europa) no somos racistas. Por cierto, la selección inglesa que juega mañana contra Yamine y sus colegas tiene muchos más negros que blancos en su alineación. ¡Aúpa España!
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