Reflejos
Francisco Bautista Toledo
Víspera de difuntos
La pertinaz sequía que sufre nuestra provincia desde hace tiempo no ha despertado ni el más mínimo interés en el Partido Popular a la hora de ponerse manos a la obra para buscar soluciones, fundamentalmente en todo lo que tiene que ver con el agua de boca, una cuestión que es de su absoluta competencia en el Gobierno andaluz.
Más allá de señalar a otro para renunciar de esa manera a sus competencias, o de pedir la intercesión del Papa para que llueva, la realidad es que Moreno Bonilla se ha hecho un experto en no hacer nada. La solución no puede ser mirar al cielo a ver qué pasa, como han trasladado a los vecinos y vecinas de la comarca de Los Vélez, a los de Nacimiento o el Almanzora. Si no se ponen en marcha infraestructuras de almacenamiento, como se ha pedido en Fiñana; si no se controlan las extracciones de los pozos y se hace la obra en alta anunciada hace 4 años, tal y como se ha denunciado en el Almanzora; o si no se termina de una vez por todas con la sangría que supone perder 9 hectómetros cúbicos de agua al año por las redes de Galasa, se está haciendo una absoluta dejación de funciones.
Frente a esa inacción del Partido Popular, el Gobierno de España, en cambio, sí está mirando por el presente y pensando a la vez en el futuro con todas las infraestructuras que están en marcha. La desalación nos dará seguridad y oportunidades con las obras destinadas a aumentar la capacidad de producción de la desaladora de Carboneras y la del Campo de Dalías, reparar la del Bajo Almanzora, que se encuentra en ejecución, y construir una nueva, lo que supondrá doblar los recursos hídricos gracias a
una inversión cercana a los 300 millones de euros. De otro lado, la mejora y modernización de los regadíos cuenta con una inyección económica de 236 millones de euros para 14 proyectos en nuestra tierra. Nunca en la historia de Almería se ha desplegado tal cantidad de dinero para obras de agua y lo está haciendo un presidente del Gobierno socialista.
Hablar de progreso es hablar de todo esto, de mirar por el presente y el futuro y menos al pasado, como hace el PP para no adelantarse ni una sola vez a los problemas. En ese contexto, Almería sufre la peor de las sequías, pero no por la falta de agua, que también, sino por la falta de ideas y ambición que demuestran tanto el Gobierno andaluz como el equipo de Gobierno de la Diputación provincial de Almería.
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