Pensamiento creativo

21 de junio 2024 - 05:02

No debe ser mala cosa comprobar el estado de la cuestión con respecto al pensamiento creativo en los escolares. Pero también en los adultos que dejaron hace décadas la escuela y, presumiblemente, aunque a veces no lo parezca, se desasnaron. Esto es, desbastaron su rudeza o aligeraron su terquedad por medio de la enseñanza. Presunción que se desvanece cuando las maneras y los modos de desenvolverse y reaccionar más parecen de toscos, de zafios o de patanes que de personas, eso es, desasnadas o, lo que viene a ser lo mismo, no embrutecidas o aborricadas, dicho sea sin señalar.

Una prueba internacional de evaluación de estudiantes, a la edad de 15 años, conocida como PISA por su acrónimo a partir de la denominación en inglés, se ha ocupado de valorar la adquisición del pensamiento creativo a esa edad y, con tal objeto, interesa definir qué se ha evaluado. Así se dice de tal pensamiento: “La competencia que permite interesarse, de forma productiva, en la generación, evaluación y mejora de las ideas que puedan dar lugar a soluciones originales y eficaces, consigan hacer avanzar el conocimiento y resulten ser expresiones sorprendentes de la imaginación”. Será valioso, por ello, estar bien provistos de pensamiento creativo, aunque se diferencien dos manifestaciones de la creatividad: una con “c” minúscula, más a la mano del común de los mortales, que se desarrolla con la práctica y puede presentarse en contextos cotidianos, como combinar sobras de comida para preparar una cena apetitosa; y otra Creatividad con “C” mayúscula, solo al alcance de algunos, pues lleva a obras maestras en las artes, la literatura o las ciencias. La escuela, así las cosas, contribuye en mayor medida a la creatividad que, en suma, permite encontrar soluciones a los problemas de cada día.

Los resultados de la prueba indican que el rendimiento en España, con respecto al pensamiento creativo, es ligeramente superior, sobre todo en la Comunidad de Madrid y en Castilla y León, al total de la Unión Europea. Sin que deba asimilarse, por otra parte, el pensamiento creativo al ingenio, aunque participe de él, y mucho menos a la ocurrencia, como chispa del pensar. Ni tampoco, ay, utilizar el pensamiento creativo para hacer válido lo que está falto o fuera de razón.

stats