Equipo Alfredo
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Carta del Director/Luz de Cobre
Pueden ustedes entender que la decisión municipal de peatonalizar el Paseo llega tarde, están en su derecho de pensarlo; Habrá otros que crean que la apuesta no es la más correcta. El inmovilismo forma parte también de la personalidad human; Incluso existen aquellos que ven en la fórmula actual una solución coherente para que las personas y los coches convivan de forma razonable. Para gustos... colores. La realidad, sin embargo, en la sociedad en la que vivimos es el triunfo claro y definido de los peatones frente a los coches. Una ciudad moderna debe caminar por la senda de la sostenibilidad, de calles amplias y diáfanas, en la que los ciudadanos sean los verdaderos protagonistas.
Y en esas estamos. El viernes la alcaldesa, María Vázquez, presentaba en sociedad una criatura que se ha gestado durante mucho tiempo, quizá demasiado. Pero ese extremo ahora no deja de ser superficial. Aquí, lo importante pasa por el proyecto que los vecinos de Almería ya conocen y van a poder testar en los próximos meses. Un proyecto que creo se acerca mucho a lo que los vecinos demandan. Los estudios realizados dejan lugar a pocas dudas sobre las preferencias de los ciudadanos: el 65% apoya reducir a la mínima expresión el tráfico en la arteria principal de la ciudad y el 55% de los comerciantes, de los que quedan, se sitúan en la misma línea argumental.
Aunque la decisión está tomada desde hace meses, faltaba buscar el momento adecuado para su presentación, así como explicar los extremos del proyecto, inicio de las obras, terminación y coste de los trabajos, superior a los trece millones de euros.
Entiendo que la apuesta de María Vázquez es valiente y respaldada por una amplia mayoría de los habitantes de la capital. Creo firmemente que va a cambiar el concepto de ciudad que tenemos, además de ser la piedra angular de toda la reforma del casco histórico. Un proceso largo, pero que ya se visualiza con la mejora de la zona del Hospital Provincial, el entorno de la Alcazaba, el Parque de la Hoya o la propia Plaza Vieja. Inmersos en este proceso, el Paseo dibujará una ciudad más amable y humana.
Las restricciones de tráfico, sólo habrá carga y descarga, taxis y autobuses y vecinos de la zona, dibujan un entorno urbano en el que se otea un horizonte sostenible y alejado del ruido y la contaminación de los vehículos. Ahora queda en manos de todos nosotros, toda vez que las obras concluyan, - que no será hasta finales de 2025- tratar de devolver a la calle más comercial y populosa de la ciudad la fortaleza que tuvo y que jamás debió perder. Son tiempos complejos en materia comercial, pero si ayudamos a evitar el despoblamiento, y la peatonalización sin duda lo es, contribuimos a mantener la esencia y el alma de la ciudad. Un alma que ocupa su historia en forma de edificios, recuerdos, monumentos...
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