La paz de la biblioteca

útimamente visito con cierta frecuencia la Biblioteca Municipal “José María Artero”, un idílico lugar para leer, pero también para respirar con calma. Hay un ambiente fenomenal. Gente joven y menos joven. Pueden reflexionar sin prisa y dejarse llevar hasta donde decida viajar la mente. Abandonarse al mundo de las ideas y divagar proporciona un íntimo placer. Me atrevo a decir que una biblioteca tiene algo de paraíso perdido en medio del océano ciudadano. A parte del saber incluido en ella es muy importante el continente, el espacio. No desvelo nada nuevo si afirmo que una biblioteca es un recinto de culturas: en ella se encierra casi todo el saber de cualquier disciplina, más ahora gracias al acceso al mundo digital. Cuando entras en la biblioteca, penetras en un cosmos diferente al de tu vida cotidiana. Dicen por ahí que la cultura salva siempre, en muchas ocasiones perdemos la capacidad de comprendernos a nosotros mismos. Cicerón comentó al respecto: “Si lo tienes en la biblioteca no faltará nada”. Es verdad.

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