Dos pastillas

17 de octubre 2024 - 03:07

Dos pastillas de Ibuprofeno 400 tienen una mayor carga farmacológica que una pastilla de 600; sin embargo, se pueden conseguir fácilmente sin receta en cualquier farmacia. Dos pastillas siempre son mejor que una. Más es más. Morfeo no podría haber ejemplificado mejor esta dualidad sin ofrecer una pastilla azul o una roja a Neo para brindarle la posibilidad de salir de Matrix.

Cualquier distribución de vivienda en L goza de dos pastillas claramente identificables. Una puede servir para acoger las zonas públicas y la otra las privadas. Una puede estar arriba y la otra abajo. O una puede abrirse al este y la otra al oeste. La dualidad suele conformar y aglutinar un espectro de ideas y situaciones realmente amplias: la casa grande, la casa pequeña; la habitación oscura, el salón luminoso; la vivienda de lujo, la vivienda social. Prácticamente cualquier cosa que se nos ocurra puede llegar a tener su propio antagonista que la complemente. Hasta el propio cielo tuvo que ser testigo de la creación del infierno. El ángel caído convertido en demonio.

El cambio chocante y brusco de una posición a su contraria tiende a generar un fuerte impacto, y casi siempre se termina utilizando como herramienta para potenciar una idea, una experiencia o incluso una emoción. Oscar Niemeyer proyectó la entrada a su famosa Catedral de Brasilia a través de un angosto y oscuro túnel subterráneo para darle más notoriedad, si cabe, al impresionante espacio de casi 40 metros de altura rodeado por todos lados de espectaculares vidrieras de colores. Si dicho espacio es cautivador, gracias a la dualidad espacial de su entrada, consigue ser realmente emocional.

Pero, aunque parezca tentador, evidentemente no todo tiene que ser blanco o negro, en muchas ocasiones en el centro está la virtud. No es necesario ser un deportista de élite para contrarrestar tu escasa fuerza de voluntad a la hora de levantarte del sofá para hacer algo de ejercicio. Pero es cierto que no hay nada que consiga producir un gran despertar en nuestro interior como los extremos. La provocación nos hace sentirnos vivos, y no hay nada más importante en este mundo que nuestra propia vida, así que, claramente, lo mejor siempre es coger la pastilla azul y no salir de Matrix, para así seguir disfrutando de los placeres que nos ofrece esta simulación en la que vivimos.

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