La Rambla
Julio Gonzálvez
Propósitos para este año
Los restaurantes en los que celebramos nuestra comida semanal, hemos tenido que reservarlos, a partir de noviembre, con varias semanas de antelación. Y en algunos de ellos hemos necesitado hacer juegos malabares para cerrar una fecha. Y tirar de influencias. Y no es que elijamos solo locales de gran afluencia, es que todos los demás por cuyas puertas pasamos habitualmente, están a reventar y con colas esperando a que se desocupe alguna mesa o un taburete en la barra. Y ello a pesar de la crispación –según se oye, generalizada y próxima a un enfrentamiento civil- que tiene al personal “sin ganas de ná”. Y es que los datos del paro y la recesión que estamos padeciendo no son para menos. ¡Qué sería de nosotros si tuviéramos los datos económicos de Alemania o Francia! Las puertas de las iglesias se quedarían chicas para albergar a tanto mendigo.
Los overbooking no se limitan a la hostelería. En la aviación, donde está legalizado, se producen casos como el de unos familiares, cuya peripecia merece que contemos con detalle. Una pareja con dos hijos menores fue a pasar la Navidad con su familia paterna en Melilla. Sacaron los billetes con suficiente antelación, y no baratos por cierto. A la hora de volver a Almería, intentaron sacar las tarjetas de embarque el día anterior, como todo el mundo hacemos. Sorprendentemente, les dijeron que no se las podían dar, que “la cosa estaba complicadilla” y que se fueran al aeropuerto con tiempo. Así lo hicieron, sospechando contratiempos y, efectivamente, les dijeron que tenían tres opciones: esperar a que escampara y volar otro día; que los cuatro volaran a Málaga y desde allí los llevarían en taxi a Almería, y tres, que dos personas tomaran ese vuelo a Almería y las otras dos en el citado itinerario por Málaga. Tomaron la tercera opción, que perjudicaba menos a sus obligaciones.
Esto de la sobreventa de billetes se podía justificar cuando se compraban sin fecha y con derecho a utilizarlos a lo largo de muchos meses. Pero hoy día, cuando se ha generalizado el uso de aviones, además de que muchísimos compran los billetes con antelación, no se pueden devolver, ni traspasárselos a otra persona, no tiene sentido el abuso de esta práctica, que crea todos los días situaciones como la que hemos descrito. Menos mal que todos estos problemas económicos y sociales que aquí apenas hemos apuntado, se van a solucionar en cuanto el PP recupere el poder. Ya es hora que Sánchez le deje el timón a los que saben de verdad de estas cosas.
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