Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
En el contexto de la alta valoración que, en las modernas sociedades del bienestar, se otorga a los aspectos identitarios de los distintos territorios y en el de los brotes de xenofobia que ante las inmigraciones descontroladas –en aumento- se propician, empieza a hablarse de “oikofobia” en determinados ámbitos del conocimiento antropológico y la filosofía para referirse a un sentimiento o posicionamiento político, especialmente caro a las extremas izquierdas, que vendría a definir una actitud antagónica u opuesta a la citada xenofobia, pero igualmente radical y preocupante, por irracional y alimentadora de odios viscerales. La oikofobia significa etimológicamente “aversión al hogar”, y desde un punto de vista político se refiere a la idea o postura de rechazo hacia la cultura o civilización a la que se pertenece. Algunos pensadores, como el filósofo británico Roger Scruton, han tratado ya el tema, con análisis sesudos y convincentes. En su libro England and the Need for Nations, parte de la definición de oikofobia como “el repudio a la herencia y al hogar” para explorar los ámbitos políticos donde este sentimiento autodestructivo para la comunidad germina y crece exponencialmente. El principal problema de la oikofobia no es el rechazo a los valores identitarios de la comunidad a la que se pertenece –lo que incluye un enfermizo sentido de responsabilidad por los errores históricos de un pasado lejano y el desprecio de los aspectos positivos de ese mismo pasado-, pues, a fin de cuentas, la exaltación pura y dura de la cultura propia, enfrentada a las vecinas o diferentes, es el cimiento de todo racismo y xenofobia. Lo verdaderamente preocupante de la oikofobia es que la aversión a la propia identidad va acompañada del apoyo y valoración de identidades foráneas o extranjeras, en una suerte de “xenofilia” que legitima prácticas sociales y políticas por el mero hecho de pertenecer a territorios con culturas identitarias a las que supuestamente se admira, lo que incluye también un elogio por la historia y hechos del pasado de esos lugares, aunque desde la óptica ética de hoy sean muy discutibles. Esta actitud es sumamente preocupante por tener la capacidad de nutrir y exacerbar sentimientos irracionales que cimentan violencias hacia individuos de la propia comunidad, creando por tanto semillas autodestructivas. La oikofobia abunda en la ideología de la izquierda más radical e indigentemente intelectual, y explica algunas de sus cegueras, traumas y contradicciones más evidentes.
También te puede interesar
Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Sin complejos
La mentira histórica
Comunicación (Im)pertinente
Papá Noel robotizado
Equipo Alfredo
Urbanismo doloso