Octubre en la memoria democrática

28 de septiembre 2024 - 03:08

La expresión “cordón sanitario” en política se refiere a acuerdos entre partidos para aislar e impedir el acceso al poder de otro partido o ideología incompatibles con sus valores. Aunque pudiera pensarse que esta expresión política es relativamente reciente, en nuestra Nación su origen se remonta a 1933, aunque entonces no se conociesen esos acuerdos entre partidos con esa expresión.

En las elecciones generales de noviembre de 1933, resultó vencedor el bloque de derechas con el 40,57% de los votos, siendo la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) el partido más votado, en tanto el bloque de izquierdas sólo obtuvo el 21,68%, y los republicanos de centro, el 15,26%. Pues bien, a pesar de la victoria de los partidos de derechas, el gobierno fue conformado por los republicanos de centro, con Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical, segunda fuerza en las elecciones generales, como Jefe de un Gobierno en el que no entró ningún Ministro de la fuerza más votada (CEDA) por las presiones del bloque de izquierdas. Por eso, desde mi punto de vista, es la primera ocasión en nuestra política nacional en la que un bloque de partidos, en este caso el de izquierdas, aplicó un “cordón sanitario” a sus oponentes de derechas. Pero cuando en octubre de 1934 Lerroux llevó a cabo un ajuste en su gobierno con la entrada de 3 ministros de la CEDA, rompiendo con ello ese “cordón sanitario”, estalló la conocida como Revolución de Octubre o Huelga General Revolucionaria. Ante una situación política que no reflejaba los resultados electorales, el bloque de izquierdas demostró lo poco que le importaba el sistema democrático republicano e intentó establecer por medio de la fuerza su dominio sobre el resultado de las urnas, es decir, sobre la decisión de la soberanía “popular”. Los socialistas, desde su salida del gobierno en septiembre de 1933 y especialmente tras el triunfo de las derechas en las elecciones generales de noviembre, abandonaron la “vía parlamentaria” para alcanzar el socialismo y optaron por la vía insurreccional. Para muchos socialistas la lucha legal, el reformismo y la República parlamentaria ya no servían, convirtiéndose la revolución social en su único objetivo. El bloque de izquierdas estableció un “cordón sanitario” para impedir el acceso al poder de las derechas, “permitiendo” inicialmente un gobierno de centro mientras le interesó en sus planes revolucionarios.

Pero para que la vía insurreccional fuera “legítima”, según los socialistas debía mediar una “provocación reaccionaria”, que enseguida justificaron con la entrada de los 3 Ministros de la CEDA en el gobierno. Esta revolución estuvo alentada desde amplios sectores y por importantes dirigentes del PSOE, como Largo caballero (el Lenin español) o Indalecio Prieto. Aunque tuvieron importancia los movimientos revolucionarios producidos en el Ferrol, en las cuencas mineras de Castilla la Vieja, León y Valladolid, donde estalló con extrema violencia fue en Asturias, donde comunistas y anarquistas tomaron Oviedo, Gijón y la fábrica de armas de Trubia, implantando un régimen de terror. Esta situación se salvó gracias a la intervención de las fuerzas militares profesionales del Ejército de África, que tuvieron que ser desplazadas desde sus cuarteles africanos a Asturias para someter a los revolucionarios, ante la desconfianza del Gobierno en las fuerzas peninsulares de reclutamiento forzoso, con una lealtad al mando socavada por los comités revolucionarios Las fuerzas africanas tuvieron que entrar en combate para restablecer el orden constitucional republicano.

Y como no podían perder esta oportunidad de debilidad del Gobierno de la Nación, los catalanes, gobernados entonces por Esquerra Republicana de Catalunya, aprovecharon este levantamiento revolucionario para proclamar su independencia como un Estado unido a una supuesta República Federal Española que debía surgir con el triunfo de los revolucionarios.

Los responsables de esta Revolución de Octubre, que causó un millar de muertos, fueron amnistiados por el Gobierno conformado tras las elecciones de febrero de 1936.

90 años después de esta insurrección armada que pretendió subvertir el orden constitucional republicano, volvemos al “cordón sanitario” en la política nacional contra partidos democráticos cuyos representantes públicos han salido de las urnas. Un “cordón sanitario” de las izquierdas hacia las derechas como en 1933.

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