Antonio Lao
El silencio de los pueblos
El Pingurucho
Tras más de 20 años desde que comenzaran las obras de rehabilitación del Ayuntamiento, al fin, el equipo de gobierno del Partido Popular ha dado inicio a los trabajos para remodelar la Plaza de la Constitución. Ha sido, sin duda, un reto para la paciencia de los almerienses que, primero, tuvimos que soportar la estrategia de trinchera del PP contra la Junta de Andalucía, entonces gobernada por el PSOE, y más recientemente, el empecinamiento, alcalde tras alcalde, en retirar el Pingurucho y los árboles de la Plaza Vieja.
Nunca podremos saber si, como decían, el objetivo era convertirla en una plaza castellana, libre de vegetación y obstáculos, con el objeto de hacer de ella una sala de conciertos, o si las verdaderas razones habría que buscarlas en el hecho de que la réplica del monumento fue erigida por un alcalde socialista, en recuerdo a unos soldados asesinados injustamente por defender la libertad y los valores de la Constitución de 1812, a la sazón, ‘Los Coloraos’, conocidos así por el color de sus casacas.
Sorprende observar ahora la satisfacción con la que la alcaldesa explica este nuevo proyecto, que conservará dichos elementos fundamentales de nuestra historia, a pesar de haberse resistido a ello hasta el extremo de que fue preciso acudir a los tribunales para lograr hacerla entrar en razón. Conviene recordar que también se mantuvo firme durante el mandato de su predecesor, Fernández Pacheco, cuando era su primer teniente de alcalde.
Todo ello es consecuencia de esta forma de gobernar de la derecha, desde la prepotencia y la unilateralidad, sin atender las peticiones de la ciudadanía, con las vías de comunicación cortadas entre el Ayuntamiento y la calle, en una estrategia política que lleva años lastrando el desarrollo de nuestra ciudad, con consecuencias económicas y sociales incalculables.
Sea por la sentencia que nos dio la razón, obligando al Ayuntamiento a mantener dichos elementos, sea por un cambio de criterio repentino, la realidad es que los almerienses dentro de ocho meses, si nada lo impide, disfrutaremos, al fin, de un espacio urbano de unos 5.000 metros cuadrados, renovado, con zonas de sombra natural y con un elemento central de una gran carga histórica. Ojalá no haya más retrasos.
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