Obras en el Paseo de Almería: objetivo devolverle su esplendor

Creo, con sinceridad, que la peatonalización del Paseo es la mejor de las decisiones, aunque llega unos años tarde

12 de enero 2025 - 07:00

El Paseo de Almería, la principal arteria de la ciudad hasta que el crecimiento urbanístico la dejó abandonada a su suerte, vuelve desde mañana y durante un año a estar de obras. 11,2 millones de euros serán los culpables, o no, del último intento de los gestores capitalinos de devolverle el lustre, el esplendor y el brillo que siempre tuvo y que el paso de los años y el cambio de hábito de los vecinos y visitantes llevó a reducirlo a su mínima expresión.

Por historia, amamantado por el casco histórico, nunca debió permitir un sorpaso del que todos o nadie son culpables. Un día creímos que los centros de las ciudades eran eternos y nos equivocamos. Las tiendas de moda de toda la vida cerraron para dar paso a las franquicias; la movilidad urbana cambió con el coche como dueño, amo y señor del asfalto y de las compras; los altos precios de los alquileres, en manos de sólo unos pocos, alejaron a posibles emprendedores, que decidían abandonar antes de empezar; el envejecimiento de la población hace poco atractivo apostar, pese a que como lugar de paseo, tardeo y tapas mantiene, o intenta, sostener vivo el espíritu de lo que fue y que pretende o quiere volver a ser.

Y en esas estamos. Las obras regresan mañana. Demasiado se ha tardado con parches tan innecesarios como poco prácticos. Todos tienen en mente ese carril cortado, motivo de chanza para muchos, de queja para la mayoría y de protesta para unos conductores que no entendieron nunca el quiero y no puedo, que sólo ha servido para instalar algún año los puestos de la Feria del Libro, en un intento de embadurnar el mucheco, más que maquillarlo, porque al final a nadie ha contentado. Los satisfechos se cuentan con los dedos de una mano y los cabreados por legión.

Tenemos por delante, por tanto, un año de obras que molestarán más de lo necesario, pero ya les digo que es un mal que hay que pasar, que debemos aguantar con estoicismo, aunque se hace perentorio que los plazos se cumplan a rajatabla y que los trabajos y sus fases busquen importunar lo mínimo. Una vez terminadas ya tendremos la oportunidad de analizar con detalle lo hecho, buscar las pertinentes pegas, pero ya les digo que en los tiempos que corren apostar por la peatonalización y expulsar, en la medida de lo posible al coche del centro de las ciudades, se me antoja una decisión coherente, práctica y sostenible. No debemos esperar resultados a corto plazo. Y cuado hablo de ellos es del regreso de las franquicias, de la apertura de nuevos negocios y, sobre todo, de la vuelta a la calle más emblemática de la ciudad de las personas a disfrutarla como antaño se hacía. Sin las prisas de rigor, sin el ruido molesto y, sobre todo, con la seguridad de que se está haciendo lo correcto para dignificar el casco histórico de la ciudad, buscando siempre el regreso del esplendor y el brillo que en su día tuvo, que se perdió por culpa de todos y de nadie, y que mañana puede ser el día de la recuperación.

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