Las obras, esenciales para luchar contra la sequía

La puesta en marcha de las obras hídricas presupuestadas permitirán a esta tierra seguir por la senda del crecimiento

27 de octubre 2024 - 07:00

La sequía ha venido para quedarse. El cambio climático es una realidad tan visible, que sólo los negacionistas, imbuidos del don del absurdo y primos hermanos de los terraplanistas, son capaces de argumentar contra una evidencia que cada día que transcurre es un hecho constatable. No es la primera vez, y tampoco será la última, que desde este periódico alertemos de la grave, muy grave, situación por la que atraviesa la provincia de Almería, en lo que a materia hídrica se refiere. Es posible que algunos de ustedes hayan dejado ya de leer, alertados por una cantinela recurrente, pero no por ello preocupante hasta extremos insospechados. En realidad abrimos el grifo y mana agua. En algunos pueblos, -casi la mitad de los que forman la provincia-, ya tienen serios problemas de abastecimiento. Pero aún ponemos en marcha el pozo y es capaz de saciar, mal que bien, los campos de interior. Y qué les voy a decir de las miles de hectáreas de invernadero que cada día son capaces de tirar del contador y las hortalizas satisfacen sus necesidades hídricas a demanda.

Pudiese parecer que este sea el cuento de “Pedro y el Lobo”. Ya saben, aquel pastor que alertaba cada día a sus vecinos de que el cánido llegaba a por sus ovejas y no era verdad. Un día, sin embargo, y hartos de sus mentiras, el lobo llegó, los vecinos no lo socorrieron y mermó gravemente su manada. 

La extrema sequía que padecemos entiendo, por tanto, que no es insustancial. Muy al contrario afecta de forma grave al futuro de esta provincia tal y como la conocemos y, si no somos capaces de apostar y avanzar en las medidas necesarias para paliarla, a la vuelta de unos años puede que nos acordemos con tristeza de la parábola reseñada.

Si miramos con perspectiva la situación de Almería entiendo que se ha trabajado mucho y bien en la solución de los problemas hídricos. Siendo la provincia epicentro del desierto y la erosión de Europa, hemos sorteado hasta ahora con nota cualquier eventualidad que se ha presentado.La sensación que tengo, sin embargo, es que estamos racaneando más de lo necesario la puesta en marcha de las obras, -todos sabemos cuáles son porque estan presupuestadas-, que de alguna manera vendrán a garantizarnos soluciones a largo plazo, evitando los parches de última hora, a los que parece nos hemosabonado. 

El tiempo apremia para doblar la producción de la planta desaladora de Carboneras, iniciar de una vez la de Villaricos, anegada desde hace doce años, así como avanzar en soluciones menos costosas, como el uso para la agricultura de las aguas residuales, tratadas con la responsabilidad que merecen, para alejar cualquier duda sobre su uso. Son pequeños proyectos, costosos, lo sabemos, pero que permitirán a esta tierra continuar por la senda del crecimiento y desarrollo que hace más de medio siglo comenzó con éxito.

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