Un nuevo mundo para la mujer

Desde hace unos años para acá, un nuevo mundo está naciendo poco a poco, pero el viejo se resiste con fiereza a desaparecer. El nuevo es el de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el del reparto igualitario de las tareas domésticas, el de los mismos salarios por el mismo trabajo y el del respeto y libertad. Pero el viejo no quiere evaporarse. Algunos de los que temen perder sus privilegios, sus ventajas o su posición de dominio se oponen, a veces con fiereza, otras con desprecio o malas maneras. Desgraciadamente la fuerza también se ejerce, como bien pone de relieve la violencia de género. Las mujeres han ido abandonando los viejos reductos domésticos y están presentes con normalidad en el mundo político, laboral o deportivo. Estos ya no son el feudo de un solo sexo y ello exige un cambio de comportamientos y actitudes. Por eso no hay vuelta a atrás y aunque ese tránsito pueda ser doloroso, difícil y complicado para algunos sectores de hombres, a algunos el nuevo mundo les está pasando por encima sin entender lo que ocurre.