Nocturno

29 de enero 2025 - 03:06

Por fin tengo mi chupa de cuero, pero no es de cuero, es falso cuero. También estoy probando lentillas, progresivas porque de las otras tengo para tirar carros, pero no me sirven de nada. Las progresivas tampoco es que sean la claridad cristalina del día, sólo sirven para aseverar que todo es falso, todo es una pretensión absurda por tener lo que tuve y nunca tendré más. Las risas son de otros, los bares también, las cosas interminables, tomar cañas con gente, por ejemplo, son terminables y pronto porque al día siguiente hay que hacer algo en algún sitio, aún siendo sábado. Lo fácil para los demás es inalcanzable para mí. Sólo un trocito de nada, como cuando tenía, sí, la chupa de cuero auténtica y las lentillas con las que no necesitaba nada más. No necesitaba comer o no necesitaba preocuparme por comer, o por los pantalones, o por el sueño discontinuo de las noches iguales. También antes solo me tocaba los trocitos pequeños mientras los demás se zampaban tartas a espuertas. Ahora, en esa persecución por rescatar algo de antes, solo rescato falsos apósitos y sólo aparentes estabilidades, tan de día a día, tan frágiles como que hay que alcanzarlas a diario. Las noches interminables, incluso en pisos ajenos con mucha gente, esas en la que pasaba lo del vaso que se caía de la mano y no me daba cuenta, y todos reían eufóricos, no pasarán porque el espíritu de las navidades formales te retiene por la camisa y la cazadora, sólo te deja ver las frugales avenencias labradas durante décadas, tejidas semana a semana, miércoles a miércoles, con un soporte que da algo fútil y vacuo. Como un amarre para acercar el barco y subir a él, sólo que siempre sube otro. El bar tenía un no sé qué como ese poster de un cuadro de Van Gogh que seguro estará entre cartapacios y polvo. Terraza de café de noche con ese azul irritante, el amarillo, las mesas, el empedrado, no sé si estuvimos allí o dónde, los artistas, los amigos, como una pintura que en un instante desaparece. Todo se difumina, no hay más bohemias por está noche, conquistando ese trozo, con aire indiferente, pensando que si al final no hay, de todos modos las uvas estaban verdes, verdes e inalcanzables. Como si llegas a lo más alto y luego en un descuido ves como todos se ríen. Pero ya ni siquiera es de ti, es de que para ellos llegar es más fácil, y para ti más lejos, más profundo, enterrado para siempre más al fondo.

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