No hay pan para tanto chorizo transoceánico

Uno pensaba que la pseudo-izquierda española había alcanzado su techo de paroxismo con Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad. Desprovista de una lectura crítica de la Historia, desde hace años ha abandonado las estrategias de progreso profundo para abandonarse a una demagogia muelle, tan facilona como banal. El relevo de Sumar en lugar de Podemos dentro del Ejecutivo no ha implicado cambios sustanciales en esta dirección, como por otra parte era de esperar, más allá de una mejora en el look fashion de les nueves líderes. No obstante, como decía Jenaro Ortega, uno de mis maestros más queridos, en España todo es perfectamente empeorable. En efecto, el pasado 12 de octubre la dirección de Podemos batió los registros de su antigua ministra. Justo ese día propusieron trasladar la fiesta nacional al 15-M. Esta última fecha conmemora las manifestaciones populares de las que supuestamente surgió el propio Podemos. No han aclarado, en todo caso, por qué el resto de ciudadanos deberían asumirla como tal o, en su defecto, si cada partido instauraría su propia celebración. Por lo demás, la negativa a celebrar el 12 de octubre obedece, según ellos, a que rememora una tragedia por la que España debería pedir perdón. En eso no están solos. A la pintoresca vindicación de la nueva presidenta mexicana, se ha sumado ni más ni menos que Nicolás Maduro quien, siempre un paso por delante, exige una compensación económica fabulosa. No deja de entristecerme que haya sectores de la sociedad hispanoamericana que asuma como propia la Leyenda Negra. Básicamente, va contra la historia objetiva, pero es que, además, provoca situaciones tragicómicas. En Estados Unidos acusan a Colón de provocar un genocidio a la población indígena, cuando en aquellos territorios quienes se encargaron de ello fueron los sajones. Para el resto de América, Venezuela incluida, la situación es más que patética. La población indígena tuvo serios problemas justo a partir de la independencia, no durante los virreinatos españoles. Más vale que Maduro empiece a ahorrar, porque quienes tienen que devolver esas cifras ingentes de dinero son, básicamente, sus antepasados. Por lo demás, ninguna colonización ha dejado de ser traumática, en muchos sentidos, a la vez que algunas han resultado evidentemente constructivas. Diría que a nadie se le pase por la cabeza pedirle responsabilidades a Meloni por la colonización romana de Iberia.

No pienso, honestamente, que nadie crea esas propuestas a un lado o a otro del Atlántico. Sí son ocasión fácil y propicia para hacerse notar, ocupar los focos de los medios de comunicación y, en definitiva, perpetuarse en sus sillones el mayor tiempo posible. Como bien decía el 15-M, no hay pan para tanto chorizo transoceánico.