
La Rambla
Julio Gonzálvez
La emancipación hoy día, un lujo
Utopías Razonables
En su libro Cómo mueren las democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt nos alertan de que la democracia desaparece sobre todo porque empezamos a considerar «enemigos» a las personas que piensan diferente, cuando pensamos que esas ideas deben desaparecer de la faz de la tierra por ser «dañinas», por ser ilegales, ilegítimas, destructivas; cuando las personas que se llaman auténticamente demócratas (con independencia de su ideología) dejan de unirse frente al fascismo; cuando aceptan que el fascismo les puede ser útil para sus intenciones; cuando compran el mensaje nazi, excluyente, racista con tal de llegar al poder.
Esta semana Alicia López, docente manchega y compañera del colectivo DIME, ha transmitido en prensa su preocupación por el creciente número de alumnado que utiliza, sin ningún tipo de pudor alguno, el discurso de la ultraderecha. Es algo que sabemos bien quienes estamos en las aulas de Secundaria. En 25 años de profesión, nunca antes había escuchado tal cantidad de comentarios contra las mujeres, contra la igualdad, contra la inmigración, añorando la dictadura de Franco.
Cabría pensar que los lectores, de manera unánime, se alarmaran y cerraran filas contra esos discursos. Nada más lejos de la realidad. Tal como apuntan las teorías de la reproducción en educación (Bourdieu y otros), la escuela tiende a reproducir lo que sucede fuera. En redes sociales y en la propia noticia se pueden leer miles de mensajes diciendo que «ya era hora», «bravo por esos jóvenes», «el profesorado no debe adoctrinar», «el franquismo no fue tan malo»… cuando no directamente atacando a la profesora, por imparcial o por militar en un partido político.
Qué necesario es quitar la careta al fascismo, ponerles frente al espejo de lo que realmente son, herederos de la tradición franquista, afines a todo lo que significa la extrema derecha europea y al gran movimiento autócrata en favor de los grandes capitales a nivel mundial. Por eso es tan urgente que todas las personas incondicionalmente demócratas aunemos fuerzas, con independencia de nuestra ideología. La democracia es un sistema político que se basa en la alternancia y la diversidad de ideas. El discurso ha de ser firme: tolerancia cero. Alicia nos ha abierto una línea a seguir: que cada cual se retrate y que sean conscientes de que no estamos dispuestos a perder ni un milímetro de democracia. Gracias, compañera.
También te puede interesar
Lo último